Contra todos los pronósticos, el «Tremendo» Yurbenjen Martínez se impuso al cubano Joahnys Argilagos por decisión divida de los jueces (2-1) y derrumbó al «Pequeño gigante» cubano y actual monarca mundial de la división de -49 kilogramos, que al menos se va con uno de los dos bronces que otorga el deporte a los perdedores de las semifinales.
«Muy importante, porque hace 28 años veníamos soñando con esto», destacó Martínez. «Veníamos con esa sequía y ganas de triunfo». Colombia no ganaba medalla en el boxeo olímpico desde el bronce alcanzado por Jorge Eliécer Julio en la división -54 kilogramos en Seúl 1988.
La plata momentánea de Martínez es el mayor logro de la nación sudamericana en el deporte de los puños en la historia de estas justas. Martínez se medirá en la final del domingo al uzbeco Hasanboy Dusmatov, tercer preclasificado, que en la otra semifinal dejó en el camino al estadounidense Nico Hernández. «La pelea estuvo pareja y estaba para uno de los dos», dijo el cubano de 19 años. «Pienso que tuvo más golpe que yo, aunque pienso que fui más efectivo», añadió.
El entrenador del colombiano Rafael Iznaga señaló que al ver los primeros pasajes de la pelea creyó que su pupilo jamás descifraría el estilo escurridizo de Argilagos. «Salió a moverse y era muy difícil localizarlo, pero el profesor Iznaga… me fue diciendo qué hacer», explicó Martínez. «Hicimos fintas y logramos mermarlo. Se nos fueron dando las cosas».
De 24 años, este muchacho nació y fue criado en un hogar humilde de la zona de Urabá, fronteriza con Panamá, donde miles de campesinos fueron desplazados por el viejo conflicto armados de ese país —al ser zona de enfrentamientos entre paramilitares y la guerrilla y un punto selvático usado por los cárteles para el trasiego de drogas.
Si bien su familia aún radica en esa zona, el joven pugilista prácticamente no vive en la región, pues su carrera como boxeador lo obliga a entrenar y competir en otras partes del país.
El muchacho no estaba entre los favoritos de los cinco púgiles que llevó Colombia a Río, pero no estaba entre los favoritos de los cinco púgiles que llevó Colombia a Río, pero desde que debutó dejó en claro que venía por algo grande, a juzgar por la entereza, concentración y actitud agresiva mostrada en el ring desde el primer combate.