Hasta el presente, los océanos nos han protegido contra los peores impactos del cambio climático, absorbiendo la mayoría del calor causado por las emisiones de gases de efecto invernadero, y captando alrededor del 25% del dióxido de carbono emitido. El calentamiento y la acidificación resultantes de los océanos se han sumado a otros factores de presión, como la contaminación y la sobrepesca, y las poblaciones de numerosas especies disminuyen o se desplazan como consecuencia de ello.
Desplazamiento de las especies
El área de distribución de especies tales como el atún pelágico, la caballa y el arenque del Atlántico, los espadines y anchoas de Europa, está cambiando gradualmente a causa del cambio en las temperaturas oceánicas. Algunos peces se trasladan de decenas a centenares de kilómetros en diez años.
En los últimos 30 años, como la temperatura del planeta ha aumentado, la frecuencia del blanqueo de los corales se ha triplicado. En el oeste australiano, grandes extensiones de bosques de algas desaparecieron durante una ola de calor oceánica. En los océanos australes, el calentamiento progresivo parece estar vinculado con una disminución del kril, y las poblaciones de muchas especies de aves marinas y focas también están decreciendo.
El calentamiento de los océanos pone en marcha una cadena de impactos que está vinculada con la sociedad humana. Las poblaciones que dependen del océano para su subsistencia – los países costeros más pobres, por lo general – son las que se verán probablemente más afectadas. La pesca oceánica, el turismo, la acuicultura, la gestión de riesgos costeros y la seguridad alimentaria sufrirán los efectos del calentamiento oceánico, sumado a la sobrepesca y el crecimiento demográfico.
El informe recomienda una serie de medidas para responder a estos impactos, incluyendo la mitigación de las emisiones de CO2, el fortalecimiento de las áreas marinas protegidas, y la protección del alta mar y de los fondos marinos en el marco del Derecho del Mar y mediante una ampliación del ámbito de la Convención del Patrimonio Mundial.
Los participantes en el Congreso Mundial de la Naturaleza que se celebra actualmente en Honolulú, Hawái, están esforzándose por responder a estos retos.