Efeverde.- La emisión de bonos verdes es una fuente de financiación alternativa para las empresas, pero también para otras organizaciones e incluso municipios o regiones, como muestran los cerca de 46.000 millones de dólares (41.000 millones de euros) captados en la primera mitad del año en todo el mundo.
Esta cifra supera al total que se logró en 2015, unos 42.000 millones de dólares o 37.400 millones de euros según el cambio actual, y los expertos esperan que en 2016 se alcancen los 70.000 millones dólares, más de 62.300 millones de euros, según han informado a Efe fuentes del sector.
Una cantidad que pasa desapercibida al lado de otras que se manejan en el mercado de capitales debido, en gran parte, al desconocimiento por parte de los inversores, añaden los expertos.
Rentabilidad y bajo riesgo
Los bonos verdes, al igual que el resto de bonos, son un producto financiero con rentabilidad, vencimiento y calificación de riesgo, con la única diferencia de que el dinero captado debe emplearse para financiar o refinanciar proyectos sostenibles.
Para que el bono sea calificado como verde, debe “identificar el producto, tener un impacto real en el medio ambiente, explicar la gestión con la ayuda de un auditor e informar regularmente sobre el uso de los fondos”, según explica a Efe el gestor de fondos de Mirova, la rama de inversión responsable de Natixis, Christopher Wigley.
El director del programa Finanzas para la Sostenibilidad y el Cambio Climático de la escuela de negocios IEB, Manuel Gómez, cree que esta es una de sus principales ventajas, ya que “el inversor sabe que es una iniciativa sostenible” y destaca la “transparencia” de estos proyectos, puesto que desde el principio se conoce a dónde irá el dinero.
Asimismo, para el emisor supone “una alternativa fuera del sistema bancario a precios mucho menores”, añade en declaraciones a Efe.

Un guiño al medio ambiente

La emisión de bonos verdes comenzó en 2007 a través de una colaboración del Banco Mundial con la entidad sueca Skandinaviska Enskilda Banken (SEB) para crear un instrumento de renta fija ligado al medio ambiente.
A esta iniciativa le siguieron las de distintos municipios suecos y sudafricanos, el MIT de Boston y empresas como la francesa GDF Suez, ahora Engie, que realizó una emisión por valor de 2.500 millones de dólares, algo más de 2.200 millones de euros.
En España, Iberdrola anunció la semana pasada una emisión de 700 millones de euros, que se suman a los 1.000 millones de euros a diez años que colocó en abril a través de los bonos verdes.