18 de octubre, 2016 — Doce mil toneladas diarias de basura. Abastecer las necesidades de 20 millones de personas. Generar sistemas de metro y autobús de tránsito rápido que animen al ciudadano a optar por el transporte público en vez del vehículo privado y reducir así las emisiones de gases contaminantes.
Estas son algunas de las inversiones necesarias en una gran metrópoli como la Ciudad de México.
Para hacerlas realidad, los municipios requieren de sumas millonarias. Pero los préstamos que conceden los organismos de crédito internacionales no siempre van a parar a manos de los Gobiernos locales, que son los que están más cerca de la gente, lamentó el jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Miguel Ángel Mancera habló de las limitaciones para acceder a la financiación destinada a combatir el cambio climático en una entrevista con motivo de su participación en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, Hábitat III, que se celebra en Quito, Ecuador.
“Las limitantes hoy pasan por que muchos de estos fondos, incluso los llamados ‘fondos verdes’, llegan a los Gobiernos nacionales. Los Gobiernos nacionales deciden dónde van a invertir. Tú puedes realizar la gestión y para que sea efectiva debe pasar por el Gobierno nacional”, dijo.
En cualquier caso, la Ciudad de México ha emprendido un plan de acción climática para hacer frente a los efectos del calentamiento global, explicó el jefe de Gobierno.
“Estamos trabajando para la gestión de residuos sólidos. Prácticamente estaremos dando una gestión de 12.000 toneladas de residuos sólidos. Estamos cambiando la movilidad de manera consistente hacia los sistemas BRT (autobús de tránsito rápido) hoy ya con 130 kilómetros y queremos llegar a 200 kilómetros. El metro tiene 225 kilómetros, que serán ampliados aproximadamente a 230. Inversiones carísimas todas estas”, apuntó.
Mancera es además vicepresidente para América Latina del grupo C40, una coalición de intendentes municipales de las 83 ciudades más pobladas del mundo.
El grupo aboga por impulsar su propia gestión de recursos sin depender de los Gobiernos centrales. También reclama acceso a los créditos internacionales de forma directa. Esto les permitiría atender los problemas de las urbes y garantizar una mejor calidad de vida para su gente.