Según explica el geólogo de la Universidad de Princeton Daniel Stolper, el estudio se ha hecho por pura curiosidad. No había una idea preconcebida sobre cuál sería la evolución de los niveles de oxígeno. Sin embargo, los datos confirman una tendencia a la baja.
¿Cómo se mide el oxígeno de hace 800.000 años? La respuesta es a través de los polos. La capa de hielo en estas regiones contiene burbujas con aire de la atmósfera y cuánto más se perfora, más se retrocede en el tiempo.
El análisis, por cierto, excluye deliberadamente los últimos 200 años de mediciones sencillamente porque trastocan toda la tendencia. La industrialización ha multiplicado miles de veces el consumo de oxígeno y ha saturado la atmósfera con toneladas de dióxido de carbono y otras sustancias. “Los últimos 200 años han cortocircuitado completamente el sistema”, explica Stolper.
La atmósfera de la Tierra no siempre fue rica en oxígeno, pero las primeras algas microscópicas conocidas como Cianobacterias saturaron la atmósfera con oxígeno e hicieron posible el desarrollo de formas de vida más complejas. Los últimos 100 millones de años, el ciclo se ha mantenido estable. Más o menos cada mil años, todo el oxígeno de la atmósfera se convierte en agua y de ahí otra vez a oxígeno mediante procesos naturales. Sin embargo, los últimos 800.000 años la tendencia es a la baja.
Las causas de esta pérdida no están claras. Aparte de lo que consumimos los seres vivos, las rocas de silicatos también consumen oxígeno a escala mucho menor. Una posible explicación es que la aceleración en la erosión de este tipo de rocas en los últimos miles de años haya desequilibrado la balanza.
La hipótesis más probable, sin embargo, vuelve a ser el calentamiento global. El aumento de la temperatura de los océanos aumenta la solubilidad del oxígeno, lo que en teoría reduciría el ratio de este elemento que vuelve a la atmósfera en su ciclo natural.
Live Science