«La COP21 ha sido la conferencia de las decisiones. La COP22 en Marrakech será la de las soluciones». Así se dirigía el presidente francés, François Hollande, ante las Naciones Unidas en referencia a la cumbre del clima que comenzará mañana en Marrakech, una de las ciudades más turísticas de Marruecos.
Once días de reunión y análisis donde jefes de Estado de los cincos continentes se congregarán, a partir de la segunda semana de la cumbre, para discutir el futuro más inmediato, además de lo aprendido y ratificado por el Acuerdo de París que ya ha entrado en vigor. Hollande recordaba la clave de esta conferencia de la ONU sobre el cambio climático: «No hay tiempo que perder».

Y es que la propia organización ha reconocido que hay que reducir «con urgencia y radicalmente» las emisiones de efecto invernadero. «Si no comenzamos a tomar medidas desde ahora, es decir, desde la Conferencia de Marrakech (COP22), acabaremos por llorar ante una tragedia humana que se podía evitar. Avanzamos en la buena dirección, pero no es suficiente si queremos tener la oportunidad de evitar un desorden climático», aseguraba Erik Solheim, director del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el informe anual sobre la acción climática mundial. El tiempo es la principal baza en un momento en el que se ha confirmado que 2015 batió un récord en la concentración atmosférica de dióxido de carbono.

Sin embargo, ésta tiene que ser la cumbre de la «acción», tal y como aseveró Hakima Al Haité, ministra delegada de Medio Ambiente en Marruecos, durante la MedCOP -la antesala de la cumbre- celebrada en Tánger. Miles de expertos de la cuenca mediterránea se reunieron allí para evocar que el Mediterráneo es, además, uno de los puntos calientes, pues se prevé que aumente hasta los 5,1 grados de temperatura para el año 2100. Crisis humanitarias, guerras y conflictos.

La pobreza y la escasez de recursos básicos pueden desestabilizar a los países más vulnerables. Migraciones masivas y la desertificación. Éstas pueden ser algunas de las graves consecuencias a las que se enfrente el planeta si los responsables políticos no actúan más allá de las reuniones. El objetivo será intentar mitigar estas amenazas desde el 18 de noviembre, cuando acabe la cumbre, con un horizonte puesto a partir de 2020. Esta cita anual es el punto de partida de la puesta en marcha del Acuerdo de París que se firmó el pasado mes de diciembre. El objetivo es mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los dos grados con respecto a los niveles preindustriales e intentar limitar dicho aumento a 1,5 grados. No obstante, la trayectoria del planeta en el momento en el que comienza esta conferencia sitúa en 3,4 grados la subida, según la ONU.

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