Cada árbol sembrado es una barrera para detener daños al ecosistema: Se protegen mantos acuíferos, se reduce la erosión, genera alimentos y madera y sirve de hábitat a otras especies animales y vegetales.
Contar con las maravillas que representa la existencia de las plantas en nuestro ecosistema, especialmente al realizar cultivares adecuados y apropiados para cada lugar, es una manera de mejorar las condiciones de vida de las actuales y futuras generaciones.
Entre las bondades mas evidentes que recibimos de las plantas tenemos que son los filtros naturales para purificar el aire, al recibir el CO2, quedarse con el carbono y brindarnos el oxígeno que respiramos, convirtiéndose así en máquinas de fabricar oxígeno y reservorio de carbono.
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Los árboles son los canales naturales que tiene el agua lluvia para infiltrarse al subsuelo y luego surgir como manantiales, enriqueciendo el nivel freático y fortaleciendo nuestros cultivares.
Los árboles y plantas son el sistema natural para evitar la erosión, evitan la perdida de tierra fértil y reduce los riesgo de inundaciones y azolvamiento de las presas hidroeléctricas. Los árboles brindan madera, frutas, paisajes atractivos, rompen los termales generan microclimas agradables y saludables.
Son hábitat para la mayor parte de la vida silvestre, son la fuente de energía para mucha actividad doméstica.
Un bosque es símbolo de vida y un desierto, símbolo de muerte.
Por ello se debe conservar y generar la existencia de árboles, a través de acciones de reforestación.
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