Con el fin de salvar a las abejas de la extinción, y con ello proteger al planeta de un proceso de adaptación agresivo –sino que la misma extinción de otras especies vegetales y animales–, se ha comenzado a utilizar la reeducación como método de acercamiento hacia las personas. Es decir, brindar información verídica y precisa para que la gente comprenda no sólo la importancia de estos polinizadores en el planeta, también el impacto de su ausencia sobre la biodiversidad y nuestros estilos de vida.

Por ello, y de acuerdo con un estudio realizado en 2016 por Cusser S, Neff JL y Jha S, titulado Natural land cover drives pollinator abundance and richness, leading to reductions in pollen limitation in cotton agroecosystem, es importante contemplar que las abejas polinizan principalmente las plantas de kiwi, papa, cebolla, nuez de la India, fresas, nuez de Brasil, betabel, mostaza, brócoli, cardamomo, girasol, lychee, mango, coliflor, col, colza, algodón, entre otros. De hecho, los investigadores lograron documentar cómo la presencia de las abejas incrementaba en tanto la producción como la extensión de campos agricultores de comida –en especial, de algodón–.

En otras palabras, mientras mayor sea la extensión de áreas naturales, mayor presencia habrá de estos polinizadores en la zona; y por tanto, mayor fertilidad tendrán las plantas para producir más algodón. A lo largo de 12 sitios de estudio, de los cuales tres eran campos de algodón al sur de Texas, EE.UU., se logró cubrir y catalogar a las especies de polinizadores así como calcular el nivel de abundancia en cada uno de los campos. De modo que al realizar los análisis necesarios, se descubrió que la presencia de áreas naturales era un predictor importante tanto de la abundancia como riqueza de polinizadores en campos de algodón. Y no sólo eso, después de encontrar estos datos, los investigadores midieron cada campo de algodón para determinar los efectos de la presencia de las abejas: colocaron bolsas de organza en algunas plantas para bloquear el acceso de polinizadores; mientras que con otras plantas, usaron plantas que enfatizaban su acceso. Seis semanas después, pesaron el algodón y las semillas de las 50 plantas de cada sitio. Encontraron que las plantas recibían una mayor cantidad de polinización y en producción de algodón que en los campos de otras plantas, en especial en los campos con mayor cantidad de áreas naturales en los alrededores.

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