Durante los últimos años, más de 3.5 millones de personas en Centroamérica sufrieron las consecuencias de la sequía que se vio intensificada por efectos del cambio climático, y algunos alimentos como la yuca presentaron problemas en su producción. Para lograr que este importante carbohidrato continúe presente en la canasta familiar desde hace varios años científicos del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) trabajan para conservar variedades de yuca en su banco de germoplasma, que es un lugar destinado a la conservación genética de algunos cultivos.
En el banco de semillas del CIAT se encuentran más de 6000 materiales – entendidos como variedades de plantas de yuca – procedentes de 28 países, que son conservadas en tubos de ensayo y que pueden permanecer por un periodo máximo de 2 años para luego ser introducidos en diferentes países que presentan problemas en su agricultura.
“El banco de germoplasma nos permite hacer las actividades de conservación para que continúe la diversidad de la yuca, que es el cuarto producto agrícola más importante, y una de las principales fuentes de carbohidrato. La gran tarea es que el germoplasma de yuca esté disponible para los agricultores y se pueda adaptar mejor a las nuevas condiciones que se presenten en el campo, resistentes a algunas plagas o enfermedades, que pueden tolerar sequías, y presentan más nutrientes”, explica Ericson Aranzales Rondón, coordinador del Laboratorio de Conservación in vitro del Programa de Recursos Genéticos del CIAT.
En el 2004 se enviaron materiales de yuca a Guatemala y en el 2011 a Nicaragua, donde se logró obtener a través de un proceso de adaptación 5 variedades nuevas de yuca que está a disposición de los agricultores. El último envío de especies fue a El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, Guatemala, Nicaragua, entre otros países y los resultados se darán a conocer en los próximos años.