El acuerdo de París sobre el clima firmado a finales de 2015 fue uno de los éxitos del Presidente Barack Obama, mientras que su sucesor, Donald Trump, era particularmente escéptico con respecto a la lucha contra el calentamiento global.

Un año antes del acuerdo de la Cumbre del Clima en París, la administración Obama anunció en Noviembre de 2014, con una aportación de tres mil millones de dólares para el fondo verde de la ONU para el clima.

Dos días antes de la investidura de Donald Trump como el 45.º Presidente de los Estados Unidos de América, el departamento de Estado indicó que hará una contribución de 500 millones de dólares adicionales para el fondo verde del clima.

Este fondo representa “la mayor institución financiera multilateral del mundo dedicada a la lucha contra el calentamiento global”, dijo la diplomacia estadounidense, subrayando que “más de 180 países han creado programas para la reducción de la emisión de gases”.

La pasada semana, ante el Congreso, el futuro jefe de la diplomacia estadounidense nombrado por Donald Trump, el ex presidente ejecutivo de la petrolera ExxonMobil, Rex Tillerson, consideró “importante” que los Estados Unidos siguen movilizados en la lucha internacional contra el calentamiento global.

“Ningún país puede resolver por sí solo este problema”, subrayó Rex Tillerson, dejando entender que es favorable a que Washington continúe a integrar el acuerdo de París, firmado en Diciembre de 2015 por 195 países y en el que el Presidente Obama ha desempeñado un papel fundamental.