El Chapecoense, con un plantel reconstruido, recibía este sábado en su estadio Arena Condá al Palmeiras, en un partido amistoso que marca la voluntad de supervivencia del pequeño club del sur de Brasil, convertido en un grande de Sudamérica. El encuentro terminó empatado 2-2.
El juego comenzó a las 16:45 locales, aunque el momento más emotivo del día sucedió una hora antes cuando los tres jugadores que sobrevivieron al accidente aéreo levantaron la Copa Sudamericana-2016 que la tragedia no les dejó ganar en la cancha.
El arquero Jackson Follmann, que sufrió la amputación de parte de la pierna derecha tras el accidente, enarboló junto al defensor Neto y al lateral Alan Ruschel el preciado trofeo bajo un torrente de aplausos.
Todo el estadio Arena Condá estaba en pie para recordar a los que se fueron entonando «los campeones están de vuelta» y «vamos, vamos, Chape», el grito de guerra de la hinchada de este club modesto pero de espíritu combativo.
Otro de los momentos de mayor intensidad se vivió con la entrada en el césped de las esposas de las víctimas del accidente, homenajeadas con un pasillo de honor formado por los niños del club.
Cada una recogió las medallas que hubieran recibido sus maridos, entre sentidas lágrimas de recuerdo y los gestos de cariño de los directivos al entregarles el premio.
Con las medallas ya al cuello, se unieron a los supervivientes para dar una emocionante vuelta de honor al estadio.
A los 71’-en coincidencia con el número de víctimas de la tragedia en Colombia-, se realizó un minuto de silencio en homenaje a los fallecidos que agregó todavía más emoción a un día inolvidable.
El final del partido fue de 2-2, en un memorable juego que marcará el inicio de una nueva era de este club brasileño, y de una ciudad entera que quedó conmovida por todo lo sucedido el pasado 28 de noviembre en el Departamento de Antioquia, Colombia.
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