La investigación de Luis Álvaro Hernández González –magíster en Ingeniería Ambiental de la U.N.– y Rodrigo Jiménez Pizarro –profesor asociado del Departamento de Ingeniería Química y Ambiental– corrobora las estimaciones de otros estudios: el 70 % de las partículas contaminantes de la ciudad mide menos de 2,5 micras, y el 30 % alrededor de 10 micras.
Cabe señalar que investigaciones académicas han demostrado que el material particulado más pequeño que 2,5 micras tiene el potencial de traspasar el sistema nasal e ingresar al organismo. Entre más pequeñas las partículas, más fácilmente entran al organismo.
Después del primer estudio que se hace en Bogotá por fotometría solar, los científicos concluyen que la capital está “medianamente contaminada”, comparada con otros sitios de China o Estados Unidos.
Gracias a un equipo facilitado por la NASA, los investigadores determinaron, mediante los registros de luz solar, la suspensión de partículas en el aire.
Según el magíster Hernández, la luz del Sol que llega a la Tierra, específicamente a una ciudad como Bogotá, está influenciada por diversos factores como la calidad del aire.
El equipo llevó a cabo su medición en el campus de la U.N. Sede Bogotá y en el edificio “El Cubo” de Colsubsidio.
De igual manera, los investigadores contrastaron estos resultados con los reportes de concentración de material particulado, medidos por las estaciones de monitoreo de calidad del aire.
Las mediciones por fotometría solar también se han implementado en las sedes Medellín y Palmira de la U.N. y en Puerto Gaitán, Meta.
Esta metodología ya se ha empleado desde hace unos 20 años en cerca de 300 sitios en todo el mundo.
Implicaciones para la salud
Según el profesor Jairo Téllez, director de la Maestría en Toxicología de la U.N., cuando este material entra al cuerpo se va acumulando en los bronquiolos (situados al extremo de los bronquios), de tal manera que, con una exposición permanente, los pueden tapar afectando la difusión del oxígeno.
De igual manera, este material podría llegar a los alveolos –un riesgo presentado comúnmente en las minas de carbón–, donde se acumula formando “sacos” o “bolsas” que con el paso de los años van deteriorando la función pulmonar.
Para el profesor Téllez, esta problemática se agrava si al organismo entran elementos como asbesto o cilice, los cuales podrían producir incluso cáncer de pulmón.
Mucho carbono… y mucho polvo
La investigación también manifiesta preocupación con respecto al material particulado de 10 micras.
Estas sustancias casi siempre se quedan atrapadas en el sistema nasal, cuyos mecanismos de defensa (por ejemplo, la mucosidad) son más fuertes que los pulmonares.
Sin embargo, para el profesor Jiménez Pizarro, la alta presencia de este tipo de partículas significa que en la ciudad hay mucho polvo, que se acumula en calles sin pavimentar, con huecos y sin barrer. Además, los carros vuelven a suspender este polvo en el aire.
Por otro lado, el estudio demuestra que el 50 % del material particulado tiene altos contenidos de carbono por la combustión producida por carros, motos, buses, camiones e industrias.
(Por: fin/JFMM/dmh/LOF)