Si hablamos de deporte, posiblemente Messi, Federer, Nairo Quintana, Phelps o Usain Bolt acudan rápidamente a su mente. Quizás también lo asocien a alegría, pasión, emoción, espíritu de superación y grandes hazañas. Otros destacarán los diferentes tipos de violencia que envuelven a muchos grandes eventos deportivos, y los problemas sociales que estos implican.

Pero si nos centramos en ámbitos más modestos -aunque seguramente más importantes- la práctica deportiva, además de generar beneficios a la salud, también puede ser una poderosa herramienta para la formación en valores ciudadanos y la inclusión social de los más vulnerables.
Además, hoy en día hacer ejercicio regular es la forma más eficiente de combatir los cada vez más instalados estilos de vida sedentarios que amenazan a la sostenibilidad de los sistemas de salud pública y, paralelamente, al bienestar físico y emocional individual. Adicionalmente, el deporte puede desempeñar un papel de gran relevancia en el ámbito educativo, ya que favorece el desarrollo de los individuos a través del fomento de valores esenciales para la convivencia, el diálogo y la integración.

En el caso del fútbol, por ejemplo, existen diferentes modalidades que promueven actividades educativas, lúdicas y recreativas integradas para niños y niñas que viven en condiciones de escasez, y generalmente en ambientes de violencia y crimen. Tal es el caso de Colombianitos, una organización que usa el deporte para cubrir las necesidades básicas de salud y alimentación, y que también promueve la escolaridad a través de becas, uniformes y material escolares.

«El deporte, particularmente el futbol, es un instrumento efectivo de inclusión social de niñas, niños y jóvenes en América Latina. Se trata de una alternativa del uso del tiempo libre de bajo costo y alto impacto para una juventud amenazada por drogas y la violencia, que facilita y estimula la conexión de diferentes actores y desarrolla modelos de formación humana integral con el objetivo de lograr verdaderos cambios en los chicos y sus comunidades» afirma Silvia Oteyza, directora de sostenibilidad social de CAF -Banco de Desarrollo de América Latina.

A nivel internacional, el movimiento «Deporte para el Desarrollo» cuenta con una extensa base metodológica y una amplia plataforma de organizaciones internacionales, regionales y locales enfocadas a aportar soluciones a varios de los principales problemas sociales de los países en desarrollo. A día de hoy se ha constituido en un medio efectivo de formación y fomento de valores y en un promotor de la mejora de la calidad de vida de niños y jóvenes en situación de riesgo.
En este sentido, numerosas organizaciones e iniciativas se están desarrollando para promover el deporte como instrumento de paz y desarrollo. Estas son solo algunas iniciativas que CAF lleva a cabo para fomentar el deporte y el desarrollo en América Latina:
– SOMOS, red del deporte para el desarrollo de América Latina: Es una iniciativa de CAF, en alianza con reconocidas organizaciones internacionales como Olimpíadas Especiales, UNICEF y Fundación Real Madrid, para articular esfuerzos entre instituciones públicas y privadas para promover el deporte como un instrumento efectivo para la construcción de competencias humanas en niños y jóvenes latinoamericanos en situación de vulnerabilidad social.

El programa ha capacitado a más de 1.900 entrenadores, maestros y líderes comunitarios y ha beneficiado a más de 70.000 niños y jóvenes en 10 países de la región. La red es un instrumento innovador que genera conocimiento y apoya la construcción y fortalecimiento de competencias y habilidades de niños y jóvenes. SOMOS es una respuesta integral, que sobrepasa aspectos financieros o técnicos en favor de la consecución de los objetivos de desarrollo social de la región y sus ciudadanos.

De esta manera, CAF apoya a los países para mejorar la calidad de vida de sus habitantes a través de del deporte para el desarrollo como un instrumento efectivo para la inclusión social.

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