Roger Federer jugará las semifinales del Miami Open presentado por Itaú después de imponerse por 6-2, 3-6 y 7-6(6) a Tomas Berdych en otra gran tarde de tenis, en la que necesitó salvar dos puntos de partido para avanzar tras una hora y 57 minutos de juego. El suizo, campeón del Abierto de Australia (a Rafael Nadal) y del BNP Paribas Open (a Stan Wawrinka), buscará este viernes meterse en la final del segundo Masters 1000 de la temporada y seguir prologando su buen momento de forma después de pasar seis meses alejado de las pistas, entre julio de 2016 y enero de 2017.
Federer, claro dominador de la rivalidad con el checo (17-6), jugó un inicio de partido colosal. El suizo, que dejó golpes increíbles para imponerse al número 14 del Emirates ATP Rankings, hizo suyo el primer set rompiendo dos veces el saque de su contrario, que no pudo aprovechar la única opción de rotura que tuvo para haber apretado ese primer set contra el campeón de 18 torneos del Grand Slam en una manga que duró menos de media hora.
Sin embargo, Berdych no bajó los brazos, pese a tenerlo todo en contra. El checo, impulsado por el orgullo y a manos de un buen nivel, consiguió mantener igualada la segunda manga para romper el saque de Federer en el momento justo, sacando a continuación para ganar el set y empatar el partido. En consecuencia, el checo niveló el encuentro y obligó a Federer a jugar su primer parcial decisivo desde el Dubai Duty Free Tennis Championships, cuando cayó con el ruso Donskoy.
La reacción de Federer estuvo a la altura de lo esperado. El suizo, que tuvo varias ocasiones de break en los primeros juegos del tercer set, quebró el saque de Berdych y sacó con 5-3 por la victoria. Otra vez apareció Berdych, que consiguió romperle el servicio y equilibrar la pelea por las semifinales, salvando un punto de partido por el camino (con 4-5).
La llegada del desempate desató todas las emociones sobre la pista. El checo se adelantó y tuvo dos puntos de partido para haber eliminado a su rival, pero el suizo fue capaz de sobrevivir a los dos y consiguió aprovechar la ocasión que tuvo para seguir adelante en una lección de supervivencia. En Miami, Federer sigue vivo y hambriento, con ganas de más.