A pesar de los esfuerzos frente al hambre a nivel internacional, cerca de 108 millones de personas padecieron inseguridad alimentaria severa en el mundo en 2016, con un drástico aumento en comparación con los 80 millones de 2015. Así lo afirma un nuevo informe mundial sobre crisis alimentarias publicado en Bruselas.
El documento se elaboró con datos ofrecidos por la FAO, el PMA y UNICEF, la Unión Europea, Estados Unidos e instituciones regionales.
El informe señala que el fuerte incremento refleja los problema que la población enfrenta para producir y acceder a los alimentos debido a los conflictos, los precios récord en los mercados locales y los a eventos meteorológicas extremos causados por El Niño.
Luca Russo, asesor principal de la FAO sobre estrategias de resiliencia, afirmó que uno de los mensajes principales del documento es que las crisis alimentarias se están tornando más prolongadas y complejas.
“Este año, los conflictos fueron el factor determinante en 10 de las 13 peores crisis humanitarias mundiales, lo que pone de relieve el estrecho vínculo existente entre paz y seguridad alimentaria”, dijo el experto.
Russo añadió que según el informe, la demanda de ayuda humanitaria y para la creación de resiliencia se intensificará este año, ya que Sudán del Sur, Somalia, Yemen y el noreste de Nigeria corren el riesgo de sufrir hambrunas:
Otros países que requieren asistencia a gran escala debido a la inseguridad alimentaria generalizada son Iraq, Siria (incluyendo a los refugiados en países vecinos) Malawi y Zimbabwe.
Los 108 millones de personas que según el informe están en situación de inseguridad alimentaria severa en 2016 representan a aquellas que sufren un nivel de malnutrición aguda mayor de lo habitual y una falta generalizada de alimentos mínimamente adecuados, incluso con ayuda externa.