Roma – La iniciativa liderada por la FAO para establecer normas acordadas a nivel internacional para el desarrollo de sistemas de documentación de las capturas ha logrado dar un paso importante, acercándose a su objetivo de mantener los pescados capturados ilegalmente lejos de los estantes de los comercios y las mesas de los consumidores.
Un proyecto de Directrices voluntarias sobre sistemas de documentación de las capturas fue aprobado por unanimidad la semana pasada por una consulta técnica que puso fin a una negociación que ha durado 5 años, y se encuentra ahora listo para ser adoptado por todos los miembros de la FAO durante la Conferencia bianual que tendrá lugar en Roma (3-8 de julio de 2017).
Una vez aprobadas por la Conferencia, las directrices actuarán como una “regla de oro” reconocida a nivel internacional por los gobiernos y empresas que buscan establecer sistemas que puedan rastrear los peces desde su punto de captura a través de toda la cadena de suministro, “desde el mar hasta la mesa”, con el fin de impedir la llegada al mercado de pescado capturado ilegalmente.
A nivel mundial, se capturan cada año entre 91 y 93 millones de toneladas de pescado, y los del mar se encuentran entre los productos alimentarios más comercializados del mundo, con un valor de exportación que en 2016 alcanzó los 142 000 millones de dólares EEUU.
Además, se estima que la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) detrae cada año de los océanos hasta 26 millones de toneladas adicionales de peces, dañando los ecosistemas marinos y saboteando los esfuerzos para gestionar la pesca de manera sostenible.
Los sistemas de documentación de las capturas (SDC) ofrecen una forma de limitar el comercio de pescado ilegal. Su concepto básico: los envíos de pescado son certificados por las autoridades nacionales como capturados legalmente y de acuerdo con las mejores prácticas; la documentación impresa que lo certifica acompaña al pescado que se procesa y comercializa a nivel nacional o internacional. Sólo los pescados con documentación válida pueden ser exportados o comercializados a mercados donde exista el requisito del SDC.
Hasta hace poco, sólo se habían establecido algunos sistemas de este tipo, y en su mayoría se centraban en especies de alto valor cuya sobreexplotación suscitaba especial preocupación, como la lubina chilena obtenida en las aguas antárticas o el atún rojo del Atlántico y del Sur.
Pero con el comercio de productos pesqueros en niveles récord y la demanda de los consumidores en aumento, los sistemas de documentación de las capturas se ven cada vez más como una herramienta que podría aplicarse de forma más amplia. De hecho, desde 2010 la Unión Europea ha utilizado un SDC que comprende todos los envíos de pescado importados a desde ultramar; y en 2016, los Estados Unidos anunciaron la creación de su propio Programa de seguimiento de las importaciones pesqueras (“Seafood Import Monitoring Program”).
Aceptación a nivel internacional
Uno de los desafíos que presenta un mayor uso del SDC se relaciona con la logística de asegurar que un certificado de papel llegue de forma segura desde un puerto pesquero en un país a un centro de inspección en otro. Las nuevas directrices recomiendan ir más allá de la documentación en papel, de modo que la información sobre los envíos de pescado se registre preferentemente en un sistema digital que puede consultarse en cualquier punto de la cadena de valor, reduciendo la carga administrativa y a la vez las oportunidades de fraude.
Para ser eficaces, los SDC deben ser relativamente sencillos y adaptables a las diferentes circunstancias pesqueras, de modo que los diversos actores de la cadena de suministro los encuentren útiles y fáciles de usar, un requisito que incluyen las nuevas directrices.
“El SDC sólo tendrá éxito si existe una sólida coordinación internacional”, explicó Audun Lem, Director Adjunto de la División de Políticas y Recursos de la Pesca y la Acuicultura y actual Secretario del Subcomité de Comercio Pesquero de la FAO.
“Aunque son voluntarias –añadió Lem- el proceso de negociación que llevó a las nuevas directrices significa que disfrutan de un alto nivel de aceptación por parte de los gobiernos, mientras que su aprobación en la Conferencia de la FAO enviará una clara señal en el compromiso para lograr adhesiones. Por lo tanto, en el futuro, los nuevos sistemas de documentación de las capturas establecidos a nivel nacional, regional o internacional estarán sincronizados, reduciendo las barreras para poder extender su uso”.
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Añadió que, dado que las directrices exigen a los países que cumplan con las leyes internacionales vigentes, así como con los acuerdos establecidos en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los países podrán evitar conflictos comerciales indeseados.
Nuevas herramientas frente a un viejo problema
Pescar sin autorización, superar las cuotas de capturas, capturar especies protegidas y utilizar tipos de artes prohibidos figuran entre los delitos más comunes dentro de la pesca INDNR.
Tales prácticas no sólo socavan la industria pesquera mundial en su conjunto, sino que pueden resultar especialmente devastadoras para los millones de personas en todo el mundo que dependen de la pesca para su sustento y como fuente vital de proteínas y vitaminas.
La creciente conciencia internacional de los problemas vinculados a la pesca INDNR ha ayudado a impulsar los esfuerzos internacionales para combatirla, como las nuevas directrices sobre la declaración de las capturas.
Otro ejemplo es el Acuerdo sobre Medidas del Estado rector del puerto de la FAO, que entró en vigor el año pasado, convirtiendo la historia en el primer tratado internacional diseñado específicamente para impedir que los buques pesqueros que participan en actividades de pesca INDNR entren en los puertos, utilicen instalaciones portuarias y desembarquen sus capturas.