por Luis Ferreirim- greenpeace.org
El campo está ahora en su máximo esplendor y la actividad es incesante. Los campos presentan sus colores más atractivos, los pájaros cantan todo el día (alguno, como el ruiseñor, incluso toda la noche) y muchos mamíferos ya están creando sus proles. Pero… ¡espera un momento! ¿Has escuchado ese zumbido? Las flores están haciendo el amor y en algunas de ellas la actividad es impresionante. La abejas y otros polinizadores vuelan de una flor a la otra y permiten su fecundación, lo que da lugar a la generación de frutos y semillas. Este proceso se llama polinización.
Yo soy incapaz de imaginar un mundo sin abejas y sin flores. ¿Y tu? Estos pequeños y tan fantásticos insectos no solo son vitales para los ecosistemas, lo son también para la producción de alimentos. A nivel mundial, cerca del 75% de los principales cultivos dependen en mayor o menor medida de polinizadores como las abejas. En Europa incluso más: el 84% de los cultivos son polinizados por insectos, principalmente por abejas. Kiwis, sandías, melones, calabacines, calabazas, manzanas, peras, cerezas, melocotones, arándanos… son solo unos pocos de ese largo listado (sería más sencillo enumerar los cultivos que no dependen de la polinización por insectos).
La polinización afecta no solo la cantidad producida sino también su calidad. Una polinización inadecuada de ciertos cultivos da lugar a cosechas peores y más reducidas. Globalmente, la contribución de las abejas y otros polinizadores a la polinización de los cultivos está estimada en 265 mil millones de euros al año, en Europa 22 mil millones y para España más de 2.400 millones de euros al año. ¡Y esto sin contar con los productos de la colmena como la miel o el polen! Las abejas y otros polinizadores son fundamentales para la seguridad y diversidad alimentaria, pero también para la economía.
Pero la agricultura industrial, entre otros factores, está poniendo en riesgo estos preciosos animales privándoles de valiosas fuentes de alimentos y exponiéndolos a muchos venenos. Esto pone en riesgo nuestro suministro de alimentos y el equilibrio ecológico y los políticos no pueden jugar con esto.
Ahora tenemos una oportunidad única. En marzo, la Comisión Europea propuso una prohibición casi completa de tres insecticidas demostradamente peligrosos para las abejas. Ahora nuestros gobiernos deben votar a favor de una prohibición total del imidacloprid, la clotianidina y el tiametoxam y … ¡esto podría ocurrir ya en mayo! También deben asegurarse de que todos los demás plaguicidas sintéticos se evalúen adecuadamente para determinar su impacto en las abejas, y que todos los que sean peligrosos para las abejas sean prohibidos.
Esta primavera necesitamos que estés tan activo como las abejas. Los políticos necesitan oír nuestro zumbido y actuar. No pueden jugar con nuestra comida y con la naturaleza. Di a nuestros políticos que deben prohibir todos los plaguicidas peligrosos para las abejas. Por favor actúa ahora para salvar a las abejas y otros polinizadores.