María Lorena Ramírez tiene 22 años y es una de las mejores corredoras de largas distancias en la comunidad indígena rarámuri (o tarahumara). El 29 de abril quedó primera en la carrera UltraTrail Cerro Rojo, celebrada en Puebla y en la que participaron 500 atletas de 12 países.

No lleva ni ropa ni zapatos deportivos, sino una falda y un par de huaraches (sandalias con suela de neumático), con los que corrió durante siete horas y tres minutos. Esta indumentaria es común entre los corredores indígenas tarahumara, acostumbrados a trotar entre las barrancas de la sierra chihuahuense sin nada más que lo puesto. El año pasado, Ramírez quedó en segundo lugar en la Ultramaratón «Caballo Blanco 2016», en Chihuahua, en la categoría de los 100 kilómetros.

“No llevaba ningún aditamento especial”, cuenta a Verne Orlando Jiménez, organizador de la carrera por segundo año consecutivo. “No traía ningún gel, ni dulces para la energía, ni bastón, ni lentes, ni estos tenis carísimos que todos llevamos para correr en la montaña. Solo una botellita de agua, su gorra y un paliacate (una pañoleta) en el cuello”.

La mayoría de los indios rarámuri viven en la Sierra Tarahumara (Chihuahua). «Son por naturaleza los mejores corredores de México», afirma el organizador de la carrera de Puebla. Su resistencia física está grabada en su nombre. Rarámuri viene de las raíces rara, que significa pie, y muri, que significa correr. Es el pueblo de los “pies ligeros” o los “corredores a pie”. El libro Nacidos para correr, de Christopher McDougall, popularizó su historia (y su técnica).

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