Usar transporte público, separar la basura, reducir, reutilizar, reciclar varios artículos, consumir productos locales, etcétera, son actividades que ayudan considerablemente a disminuir nuestra huella ecológica. Sin embargo, de acuerdo un nuevo estudio en el que se analizaron 39 investigaciones anteriores, reportes del gobierno y programas informáticos, existe una elección en el estilo de vida a largo plazo que incoa o modera las emisiones de gases invernadero.
Para el equipo de investigadores que realizó y publicó el estudio en Environmental Research Letters, muchas veces se promueven opciones como el lavar la ropa con agua fría o cambiar los focos por diodos emisores de luz para moderar el impacto ecológico; sin embargo existen cuatro elecciones en el estilo de vida que tienen una mayor eficacia en el control de la huella ecológica:
- Convertirse en vegetariano,
- evitar viajes en avión,
- abandonar el uso del automóvil,
- y limitarse a tener sólo un hijo.
En el estudio se explica que el no comer carne corta la huella ecológica de un individuo hasta unos 820 kilogramos de dióxido de carbono –CO2– al año, lo cual equivale hasta cuatro veces lo que podrían conseguir si reciclaran la mayor cantidad posible en un año. Mientras que la reducción de los viajes aéreos acorta hasta 1600 kilogramos de CO2, y de los viajes automovilísticos hasta 2 400 kilogramos o 2.4 toneladas metricas de CO2.
No obstante la actividad que mayor impacto positivo tiene en el medio ambiente es el tener pocos hijos en una familia, pues una persona podría recortar su huella ecológica hasta 58.6 toneladas métricas –lo que equivale a las emisiones de 700 adolescentes capaces de reciclar el mayor número de productos el resto de sus días–.
El estudio concluye que, pese a la efectividad de estas cuatro acciones, los gobiernos tanto de Canadá, Estados Unidos, Australia como de la Unión Europea se niegan a promover estos cambios extremos en el estilo de vida de sus habitantes.
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