Afeitarse es realmente un ritual de higiene que muchos hombres y mujeres gustan hacer en un momento completo de relajación. Sin embargo, puede llegar a ser un acto que, de acuerdo con The Environmental Protection Agency –EPA–, implica 2 millones de rastrillos desechables al año; es decir montañas y montalas de plástico y cuchillas que generan una contaminación con una duración aproximada de un par de siglos. Para enfrentar esta situación, la EPA propone los siguientes consejos para que rasurarse no genere un impacto significativo en el medio ambiente:

– Evitar el consumo deshechable. 

Los rastrillos que tienen un uso limitado son imposibles de reciclar y, en un periodo a largo plazo, son altamente caros –aunque en la inmediatez, un paquete con 12 rastrillos sea económicamente barato–. Ambientalmente este tipo de rastrillo está generando grandes cantidades de desperdicio, contaminando en grandes cantidades.

 

– Elige un rastrillo eléctrico.

Si bien es una inversión al principio, éste es capaz de durar décadas. Gracias a su estructura mucho más elaborada y con materiales más resistentes, este rastrillo está hecho con cuchillas y otros elementos eléctricos reciclabes.

 

 

– Existe también el rastrillo de una cuchilla.

Aunque parezca tardado y antiguo, este tipo de cuchilla son altamente recomendables por ser eficaces, económicos y ecológicos. A diferencia de las máquinas eléctricas, esta cuchilla no necesita remplazos ni genera desperdicios a corto, mediano y largo plazo.

 

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