El Real Madrid conquista su décima Supercopa

El Real Madrid habló varios idiomas durante los 90 minutos del Bernabéu, jugó con diferentes ADNs, a diferentes juegos, según el pulso que sentía que necesitaba el juego: ahora una presión asfixiante, casi suicida, ahora contención responsable. El FC Barcelona no dejó de intentarlo durante todo el partido, a pesar de encontrarse con un primer tanto en contra al principio.

Gol a los 4 minutos

Como si no hubiera resultado de partido de ida, el equipo de Zinedine Zidane repitió la fórmula de la ida. La presión alta obligaba a retrasar la posición de los tres centrales del Barça y provocaba precipitación y pérdidas rápidas. En una de esas recuperaciones, el balón le llegó a Marco Asensio a 25 metros de la portería de Ter Stegen. La distancia no suele ser buena para el amor ni para los disparos en fútbol, pero siempre hay excepciones, y con la precisión y potencia del internacional de la Selección española, las excepciones son frecuentes: Tiro con rosca a la escuadra y golazo a los cuatro minutos.

Cambios de discurso

Salvo en lo anímico, el tanto de Asensio no alteraba nada, el FC Barcelona debía seguir marcando tres goles, aunque ahora para forzar la prórroga. El Real Madrid comenzó a gestionar energías y los de Valverde dieron un paso adelante. En solo 16 minutos los planteamientos tácticos mutaban, el Real Madrid apostaba a esperar y salir y el FC Barcelona a sus clásicas posesiones largas que rompían los cambios de ritmos de Messi o el martillo de Suárez. A los regates de Messi, le respondían cabalgadas de Marcelo, a los remates de Suárez, penetraciones de Lucas Vázquez. Quizá el partido que el aficionado está acostumbrado a ver en los clásicos.

Acelerador y sentencia

En ese nuevo diálogo, el partido transcurrió entre la precaución de los locales y los intentos de los visitantes, hasta que a diez minutos del descuento, Zidane midió las fuerzas de los suyos y volvió a su plan inicial y a la asfixia. Una nueva presión arriba hizo que Benzema se metiera por detrás de un defensa del FC Barcelona, le robara el balón en punto de penalti y fusilara a Ter Stegen.

En el segundo tiempo volvió la conversación tranquila, el guardar energías del Real Madrid y el derrocharlas de los blaugranas. Aunque el balón pasaba más por los centrocampistas que por las áreas, Messi mandó al balón en un uno contra uno al larguero y Suárez, tras un rechace de Keylor se encontró también con la madera.

Gran actuación del colegiado

No era un partido sencillo para el trio arbitral que controló en encuentro en todo momento. Solo dos tarjetas amarillas tuvo un encuentro que el internacional Sánchez Martínez llevó a la perfección

Enésima consagración de Asensio

El mallorquín es un jugador distinto, tiene arrancada, dribling, trabajo y por si fuera poco gol. Su encuentro ante el FC Barcelona volvió a demostrar que no es un jugador de futuro sino una realidad ya hecha. El Bernabéu se puso en pie para despedirle.

rfef.com

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