La detención de un barco carguero chino con 300 toneladas de fauna marina en sus bodegas, incluidas especies en peligro de extinción, cerca de la Reserva Marina de Galápagos, generó un vigoroso llamamiento de Ecuador al mundo por leyes más rígidas que impidan la pesca «descomunal» en los océanos.
Así lo planteó, en entrevista con Efe, el director del Parque Nacional Galápagos (PNG), Walter Bustos, quien confirmó que se vigila a una flotilla de pesqueros chinos estacionados cerca de la zona de económica exclusiva de Ecuador.
Flotilla de pesqueros chinos cerca de la zona exclusiva de Ecuador
La situación ha llegado incluso al nivel diplomático, después de que la Cancillería ecuatoriana presentara una queja formal a la Embajada china en el país, ante la detención del barco con pesca de “especies vulnerables y protegidas, altamente migratorias en la Reserva Marina Galápagos, lo que ha causado daño a ese delicado ecosistema”.
También la Cancillería denunció la presencia de “una amplia flota de barcos pesqueros de bandera china en las inmediaciones de la Zona Económica Exclusiva de Ecuador, de 200 millas marinas de extensión”.
Bustos señaló, al respecto, que el PNG ha desplazado un equipo de vigilancia aérea que, en coordinación con la Armada ecuatoriana, pretende tener una visión clara de la situación.
También preocupa que gran cantidad de la captura observada en el carguero pertenezca a especies protegidas y en peligro de extinción, como el tiburón martillo, incluido en la “Lista roja” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Hay una “carga grande de tiburones”, un producto de gran demanda en algunos países de Asia, donde los escualos, y ya no solo sus aletas, “forman parte de la dieta” de esos pueblos, apuntó.
“Descomunal volumen” de ejemplares capturados
Y justamente “esa es la alerta que tenemos”, porque “de otra forma no se explica el descomunal volumen” capturado, añadió el director del PNG, quien también teme que la flotilla de pesqueros se haya estacionado en la ruta de migración de la especie que tiene un santuario en las Galápagos.
Es habitual que en la vecindad de este tipo de reservas marinas “se acumulan barcos pesqueros que esperan que las especies salgan” para tratar de capturarlas, agregó el experto.
Este es, opinó, el resultado de la ausencia de “políticas internacionales duras, rígidas, claras de los gobiernos para la protección de los océanos”.
“Los peces grandes consumibles están en serios problemas de reproducción” y por ello, dijo, se ha generado una “presión sobre las especies de conservación”.
En ese sentido, el PNG, una entidad adscrita al Ministerio de Ambiente de Ecuador, hace un llamamiento al mundo para proteger con mayor eficacia los océanos y sus áreas protegidas, añadió, aunque admitió que esta es una lucha desigual.
“Hay un descomunal movimiento económico, sobre todo, en Asia”, donde existen necesidades alimentarias, pero también una frenética actividad comercial, insistió.
Para Bustos, “el mundo todavía nos debe un tratado de protección de especies, mucho más rígido, con regímenes sancionatorios a nivel del planeta”.
Legislación internacional
En Ecuador “podemos actuar” porque su legislación lo permite, ya que es “el primer país en declarar (en su Constitución) derechos de la naturaleza y uno de ellos es permitir la reproducción de las especies, permitir que al menos cumplan su ciclo de vida”.
“Por eso podemos actuar, pero necesitamos una Constitución Internacional, un Constitución que vaya más allá de la Convemar (Convención del mar de Naciones Unidas) que nos permita actuar en términos regionales”, apuntó Bustos.
Las Galápagos, que fueron declaradas en 1978 Patrimonio Natural de la Humanidad, deben su nombre a las grandes tortugas que habitan sus islas.
Sus reservas terrestre y marina, que abarcan una superficie de 138.000 kilómetros cuadrados, contienen una rica biodiversidad, considerada como un laboratorio natural que permitió al científico británico Charles Darwin desarrollar su teoría sobre la evolución y selección natural de las especies. Efeverde