Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Universidad de Panamá han descrito tres nuevas especies de avispa que inducen sus agallas en árboles, concretamente en robles blancos (Quercus bumelioides) de Centroamérica.
Estas especies -Neuroterus elvisi, Neuroterus pulchrigalla y Neuroterus glandiphilus- residen en bosques húmedos montanos de Costa Rica y Panamá, donde se han detectado también evidencias en forma de agallas de la presencia de otras especies del mismo género, aunque no se han hallado aún insectos adultos.
Agallas para las larvas
Las avispas del género Neuroterus pertenecen a la familia de los cinípidos, insectos que provocan que la planta desarrolle una prominencia de tejidos vegetales o agalla que sirve de refugio y alimento para las larvas.
Las nuevas especies descritas se caracterizan, como la mayoría de los cinípidos, por su pequeño tamaño -entre 1,5 y 3 milímetros- sus colores no metálicos, venación alar simple y abdomen comprimido lateralmente.
“Difieren de las especies europeas de Neuroterus en algunos rasgos morfológicos, por lo que será necesario una profunda revisión taxonómica para determinar si se encuadran definitivamente en el mismo género”, ha explicado el investigador del MNCN José Luis Nieves Aldrey.
Las avispas de los robles
Los bosques de robles que sirven de hábitat a estas avispas se encuentran amenazados y la presencia de estos insectos puede servir de ayuda para determinar su estado de conservación, “lo que supondría una de las aplicaciones más prácticas y directas del estudio”, ha añadido el científico.
Los árboles del género Quercus sirven de huésped a muchas de las avispas del género Neuroterus, cuyas agallas son importantes focos de biodiversidad, ya que albergan comunidades complejas de otros insectos como inquilinos o parasitoides.
Además, son un ejemplo de interacción planta-animal muy estrecha, ya que la avispa se beneficia del refugio y el cobijo que les ofrecen estos árboles y la agalla protege a la planta de posibles daños ocasionados por la anidación de la avispa.
Sin embargo, añaden los investigadores, algunas especies se pueden convertir en plaga forestal, como la avispilla del castaño (Drycosmus kuriphilus), una especie invasora que parasita los castaños de muchos países europeos, entre ellos España.