HOUSTON — Otro toma y daca de innings extra, con las emociones al límite y con garrotazos al por mayor, se inclinó a favor de Houston. Ahora, los Astros viajan a Los Ángeles en busca de que su as adquirido en agosto ponga algo de frialdad a una serie hirviente y les dé al fin un título de Serie Mundial.
Alex Bregman puso fin al juego, con un sencillo ante Kenley Jensen cuando había dos outs de la décima entrada, y los Astros superaron el domingo 13-12 a los Dodgers de Los Ángeles, para colocarse a un triunfo de ganar el Clásico de Otoño.
El público en el Minute Maid Park, que enmudeció cuando el as Dallas Keuchel permitió que los Dodgers tomaran la delantera por 4-0, no dejó de emocionarse en el resto de un encuentro en que el pitcheo brilló por su ausencia.
Nadie pudo haber previsto semejante despliegue de artillería durante una noche en que Clayton Kershaw abrió por los Dodgers y Keuchel por los Astros.
José Altuve, Carlos Correa, Yuli Gurriel, George Springer y Brian McCann dispararon sendos vuelacercas por Houston, que igualó 4-4 la pizarra ante Kershaw.
«Recuerdo cuando estábamos abajo 4-0», dijo Bregman. «Yo, Altuve, Correa y Yuli estábamos detrás del montículo y dijimos. Oigan, estamos contra la pared. ¿Qué tal si nos relajamos?»
Cody Bellinger sacudió un bambinazo de tres vueltas para que los Dodgers recuperaran la delantera por 7-4. Pero los Astros volvieron a remontar para irse arriba 11-8 tras siete capítulos y 12-9 luego de ocho.
El cubano Yasiel Puig aportó otro cuadrangular por los Dodgers, que rayaron tres veces en el noveno inning para igualar el juego a 12.
Pero los Astros rieron al último, muy pasada la medianoche. Con dos outs, Bregman bateó su hit y puso fin a la tensa pulseada de cinco horas y 17 minutos.
Esta Serie Mundial había incluido ya un encuentro electrizante, el segundo, en que Houston se impuso por 7-6 en 11 capítulos.
Pero con cada uno de los siete jonrones, el juego dominical se fue configurando quizás como el más enloquecido en la historia del Clásico de Otoño, incluso por encima de aquel en que los Azulejos de Toronto se impusieron 15-14 a los Filis de Filadelfia en 1993.
En el «Año del Jonrón», ninguna ventaja pareció cómoda.
«Creo que en toda esta serie las emociones han estado en una montaña rusa», comentó el manager de los Dodgers, Dave Roberts. «Son los dos mejores equipos en busca de un campeonato. Y son dos equipos que no se rinden hasta que caigan 27 outs».
O más.
El bambinazo de Puig, que produjo dos carreras, fue el 22do conectado en esta Serie Mundial, un récord. Un sencillo de Chris Taylor ante Chris Devenski con dos outs hizo necesarias las entradas adicionales.
«Éste ha sido el mejor juego de la historia, seguro», sentenció Correa.
Ahora, con dos bullpens extenuados, los clubes tendrán un día para recuperarse.
El sexto juego está previsto para el martes en el Dodger Stadium. El abridor Justin Verlander tratará de conseguir el título, mientras que Rich Hill intentará salvar a los Dodgers.
Por los Dodgers, el puertorriqueño Kike Hernández de 3-0 con dos anotadas. El cubano Puig de 5-1 con una anotada y dos producidas.
Por los Astros, los venezolanos Altuve de 5-3 con tres anotadas y cuatro empujadas, Marwin González de 5-0. El puertorriqueño Correa de 5-3 con dos anotadas y tres impulsadas. El cubano Gurriel de 5-2 con una anotada y tres remolcadas.
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