A mejor ciudad, mejor calidad de vida.

En los últimos decenios, el mundo ha experimentado un crecimiento urbano sin precedentes. En 2015, cerca de 4000 millones de personas (el 54% de la población mundial) vivía en ciudades y, según las proyecciones, ese número aumentará hasta aproximadamente 5000 millones para 2030.

Las ciudades son hervideros de ideas, comercio, cultura, ciencia, productividad, desarrollo social y mucho más. En el mejor de los casos, las ciudades han permitido a las personas progresar social y económicamente. Sin embargo, también plantean muchos problemas, desde la presión que ejercen sobre la tierra y los recursos hasta la congestión, la contaminación, la falta de fondos para dotarlas de servicios básicos, la escasez de vivienda o el deterioro de las infraestructuras.

El Día Mundial de las Ciudades se estableció con el objetivo de promover el interés en la urbanización y fomentar la cooperación entre los países para aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea el urbanismo, así como para contribuir al desarrollo urbano sostenible en todo el mundo.

La urbanización planificada maximiza la capacidad de las ciudades para generar empleo y riqueza, y para fomentar la diversidad y la cohesión social entre diferentes clases, culturas, etnias y religiones. Las ciudades deben ser diseñadas para vivir juntos, crear oportunidades, permitir la conexión e interacción, y facilitar la utilización sostenible de los recursos compartidos.

El Día Mundial se celebra 31 de octubre, bajo el lema general «A mejor ciudad, mejor calidad de vida»; asimismo, cada año se escoge un motivo concreto para destacar un aspecto distinto del urbanismo bien para promover algún logro o para afrontar un desadío.

«Con gobernanza innovadora, ciudades más abiertas»

Con el lema de 2017, se quiere resaltar que los modelos de gobierno urbano tradicionales están pasados de moda para encarar el desarrollo sostenible de las ciudades previsto en la Agenda 2030. En este sentido, muchos países están trabajando para mejorar la capacidad de los gobiernos locales, poniendo enfásis en un desarrollo territorial y urbano integrado,en la cooperación metropolitana, en los modelos innovadores de participación urbana y en la implicación de las múltiples partes interesadas en la consecución de un desarrollo sostenible.

El concepto de «ciudad abierta» está recogido en la Nueva Agenda Urbana. Una ciudad debe ser un sistema poroso con una mezcla de funciones y multitudes heterogéneas que comparten el mismo espacio. La calidad de vida de las ciudades y su mantenimiento depende de la fuerza laboral, la información y el suministro sinfín de bienes que recibe y procesa mientras permite continuas transformaciones.

En cuanto a la innovación, es esta la que dirige el desarrollo urbano y moderniza el gobierno de las ciudades. Para ello la urbe, debe adaptarse a los múltiples usuarios que conviven en las metropolis e incluir una colaboración público-privada más flexible y responsable.