Desfile de la delegación colombiana en la Ceremonia de Inauguración
En lugar de honor tiene reservada Santa Marta en el libro de la historia. Con la tinta del deporte se escribirán las nuevas líneas doradas con las que será registrada para siempre la grandeza de una raza.
La capital del Magdalena les abrió sus puertas, y en especial su corazón, a la decimoctava edición de los Juegos Bolivarianos, certamen que se encargará de embellecer y engalanar aún más a la bahía colombiana. En su suelo estarán más de cinco mil deportistas, entre ellos 659 que arropados con el tricolor nacional dejarán cuerpo y alma para brillar en casa.
El atleta samario Paulo César Villar hizo el último relevo de la Antorcha Bolivariana y encendió pebetero de los Juegos Bolivarianos.
Por cuarta vez, Colombia albergará las justas que abren el ciclo olímpico. Ya lo hicieron Bogotá en 1938 (I edición), Barranquilla en 1961 (IV edición) y Armenia y Pereira en 2005 (XV edición). En esta ocasión participarán 11 delegaciones, 7 de ellas de la Organización Deportiva Bolivariana, Odebo: Bolivia, Ecuador, Colombia, Panamá, Perú, Chile y Venezuela, además de cuatro países invitados: Guatemala, República Dominicana, El Salvador y Paraguay.
Los atletas colombianos participarán en 35 disciplinas deportivas de las 46 citadas, con la consigna de confirmar el primer lugar obtenido en Trujillo 2013. Para alcanzarlo, cuentan con una preparación en la que Coldeportes invirtió 14 mil millones de pesos.
“Le cumplimos a Santa Marta, los Juegos Bolivarianos son una realidad”, con estas palabras la directora del ente rector del deporte, Clara Luz Roldán, declaró oficialmente inauguradas estas justas en una noche soñada donde la cultura Caribe y la historia de nuestra patria deleitaron más de seis mil espectadores.
Las delegaciones recorrieron la pista del Estadio Bureche, donde llenaron de alegría a propios y visitantes y de esperanza a las naciones que hasta el próximo 25 de noviembre lo dejarán todo por lograr las tan anheladas preseas doradas.
La noche samaria cerró con la música de un hijo de la casa, Carlos Vives, que emocionó al público al recordar la historia de estas tierras que lo vieron nacer e invitó a toda Colombia a construir juntos nuevos relatos entorno a este carnaval deportivo.
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