Cuando China decidió prohibir las importaciones de desechos plásticos a fines del año pasado, sorprendió a los principales exportadores de estos redisuos. Según el Worldwatch Institute, el promedio de norteamericanos o europeos consume 100 kilogramos de plástico cada año y a nivel mundial solo 14% de los residuos plásticos se reciclan.

Las máquinas de reciclaje actuales no pueden separar los plásticos en formas reutilizables, por lo que los residuos plásticos eran prensados en pacas y enviados a China, donde el plástico reciclable se recoge manualmente y se reutiliza.

Las importaciones de desechos de plástico han tenido un impacto desastroso en el medio ambiente y la salud de las personas en China. Los lotes a menudo están contaminados con materiales peligrosos, como basura médica, poniendo en peligro a los trabajadores en las instalaciones de reciclaje.

Aproximadamente 8 millones de toneladas de desechos -la cantidad que China importó en 2016- ahora tendrán que procesarse en otro lugar. Esto podría significar que los residuos sean trasladados a países vecinos, pero las industrias de tratamiento menos desarrolladas podrían dar lugar a un sector creciente de reciclaje informal y a sus daños ambientales y sociales relacionados.

Por ahora, el Reino Unido y Estados Unidos han recurrido al vertido y la incineración para deshacerse de sus crecientes pilas de desechos plásticos, lo que significa que esos recursos no solo se están desperdiciando, sino que también están contaminando el aire y la tierra.

La decisión de China no debe significar que el «problema» se traslade a otros países o se entierre en vertederos. En cambio, este momento debe verse como el desencadenante para desarrollar prácticas sostenibles de gestión de desechos plásticos y aumentar las tasas de reciclaje en los países exportadores de desechos.

Las políticas industriales ecológicas les permiten a los gobiernos aprovechar esta oportunidad para reducir el desperdicio de plástico desde sus orígenes. Las regulaciones de residuos plásticos muestran cómo la política industrial verde puede tener un impacto directo en nuestras vidas diarias, pero es solo una pieza en un conjunto de políticas diferentes que pueden ayudar a transformar nuestras economías en impulsores de la sostenibilidad.

Mientras que la investigación en el campo de la política industrial verde es aún relativamente limitada, el ONU Medio Ambiente y la Alianza para la Acción hacia una Economía Verde (PAGE) están a la vanguardia en la entrega de datos, información teórica y el asesoramiento concreto a los responsables de elaborar las políticas, capacitándoles para líder la transformación en sus países.

El 22 de febrero, PAGE organiza un evento sobre políticas industriales ecológicas para un cambio transformador, en el que  se discutirán los vínculos entre la teoría y la práctica. En el evento se lanzará la trilogía de publicaciones de PAGE sobre política industrial verde: «Guía práctica para la política industrial verde estratégica», «Política industrial verde: concepto, políticas, experiencias en los países» y «Política industrial y comercio verde: una caja de herramientas».

Por Verena Balke, Recursos y Mercados, ONU Medio Ambiente.