Mediante la cartografía se han conocido y reconocido los territorios, recreándolos en mapas que nos ayudan a comprender las delimitaciones de cada lugar y sus especificidades. Pero, ¿qué tal si pudiéramos prever cómo será el territorio, y no sólo recrearlo?
Eso es lo que hizo Parag Khanna, un experto en relaciones internacionaleS, un futurista geopolítico, que defiende la utilidad de la geografía para comprender nuestro pasado, nuestro presente e, incluso, nuestro futuro, porque los cambios de los mapas son los cambios de la civilización. Khanna utilizó para probarlo un mapa muy distinto a cualquiera conocido:
Aquí puedes ver el mapa a mayor escala
Se trata de una cartografía de la catástrofe ecológica que podríamos enfrentar en unos años, si la temperatura sigue subiendo. Porque según Khanna, el mapa del mundo cambia constantemente por las acciones del hombre, y una de las mayores razones detrás de ello son los cambios que estamos provocando en el metabolismo de la tierra, y que están ocasionando una gran crisis ecológica.
Ésta, como muchos sabemos, está causando un aumento de la temperatura por la emisión de C02, el deshielo acelerado en zonas polares y el acrecentamiento de los mares. Junto con la pérdida de la biodiversidad, esto constituye una catástrofe sin precedentes que es difícil de imaginar. Es por eso que Khanna se ha valido de la cartografía para ayudarnos a hacerlo, utilizando un mapa anteriormente publicado en la revista New Scientist.
Las zonas amarillas son las desertificadas, mientras que las marrón son aquellos lugares que quedarán inhabitables por climas extremos. Lo marcado en rojo son costas e islas tragadas por el mar; lo verde son nuevos lugares habitables, y los puntos simbolizan zonas donde podrían ubicarse enormes parques de paneles solares y otras energías limpias.
¿Y cómo es el desastre ecológico mapeado?
Una Sudamérica desértica, una Patagonia a punto de perderse entre las aguas y una Antártica densamente poblada y urbanizada: una especie de oasis, como lo serían también Escandinavia, Siberia y el norte de Canadá, los lugares fríos que podrían convertirse en nuevos campos de cultivo.
La población del Ártico es de menos de 4 millones de personas, pero podría llegar a las 400 millones en los próximos años.
No obstante, las pérdidas serían demasiadas. Todo lo que conocemos desaparecería: ciudades enteras, llenas de patrimonios y de historia. Peor aún, cientos de especies hoy en riesgo se extinguirían junto con sus ecosistemas. Verlo así, en un mapa, resulta apabullante y estremecedor.
Pero según Khanna, podemos anticiparnos a esos cambios y evitarlos. De eso se trata el ejercicio gráfico y cartográfico que realiza en su libro, Connectography, mapping the future of global civilization, donde busca indagar en las soluciones a los conflictos bélicos, a las crisis económicas y por supuesto, a la crisis ecológica.
Estos ejercicios de imaginación cartográfica podrían, sin duda, contribuir a sembrar un poco de conciencia contemporánea, pero sobre todo a cimbrarla para hacer algo al respecto.
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