La exacerbada degradación del suelo, causada por las actividades humanas está poniendo en riesgo el bienestar de dos quintos de la humanidad, causando las extinciones de especies e intensificando el cambio climático. También, es una de las causas principales de la emigración humana y aumento del conflicto, según el primer informe integral de evaluación con base empírica del mundo sobre la degradación y restauración del suelo.

Los peligros de la degradación del suelo, que costó alrededor del 10% del producto bruto anual mundial en 2010 a través de la pérdida de la diversidad biológica y servicios de los ecosistemas, están detallados para los responsables de formulación de políticas, junto con un catálogo de opciones correctivas, en el informe de evaluación de tres años elaborado por más de 100 expertos destacados de 45 países presentado en el día de hoy.

Producido por la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), el informe fue aprobado en el sexto período de sesiones del Plenario de IPBES en Medellín, Colombia. IPBES tiene 129 Estados miembros.

El informe se apoya en más de 3000 fuentes de conocimiento científico, gubernamental, indígena y local y brinda la mejor evidencia disponible para que los responsables de formulación de políticas tomen decisiones basadas en información real. El informe fue exhaustivamente revisado por colegas y mejorado con más de 7300 comentarios que se recibieron de más de 200 examinadores externos.

Grave Peligro para el bienestar humano

La rápida expansión y el manejo no sostenible de las tierras de cultivo y tierras de pastoreo es el factor directo global de degradación del suelo más extenso, causando la pérdida significativa de la diversidad biológica y servicios de los ecosistemas —seguridad alimentaria, purificación del agua, provisión de energía y otras contribuciones de la naturaleza que son esenciales para las personas. Esto ha llegado a niveles «críticos» en muchas partes del mundo, afirma el informe.

“Con impactos negativos sobre el bienestar de por lo menos 3200 millones de personas, la degradación de la superficie terrestre de la Tierra a través de las actividades del hombre, está empujando al planeta hacia la sexta extinción masiva de especies”, afirmó el Profesor Robert Scholes (Sudáfrica), copresidente de la evaluación con el Dr. Luca Montanarella (Italia). «Evitar, reducir y revertir este problema, además de restaurar el suelo degradado, es una prioridad urgente para proteger la diversidad biológica y servicios de los ecosistemas vitales para toda vida sobre la Tierra y para garantizar el bienestar humano».

«Los humedales han sido particularmente castigados», comentó el Dr. Montanarella. “Desde el inicio de la era moderna, hemos visto pérdidas del 87% en áreas de humedales, con el 54% perdido desde el año 1900”.

Según los autores, la degradación del suelo se manifiesta de muchas maneras: abandono de tierras, disminución de poblaciones de especies silvestres, pérdida de suelo y salud del suelo, praderas y agua dulce, así como la deforestación.

El informe afirma que los factores subyacentes que impulsan la degradación del suelo son los estilos de vida de alto consumo en las economías más desarrolladas, combinados con el aumento del consumo en las economías menos desarrolladas y emergentes. El consumo per cápita alto y en aumento, intensificado por el crecimiento continuo de la población en muchas partes del mundo, puede llevar a niveles insostenibles de expansión agrícola, extracción mineral y de recursos naturales y urbanización, generalmente ocasionando mayores niveles de degradación del suelo.

Para el año 2014, más de 1500 millones de hectáreas de ecosistemas naturales habían sido convertidas a tierras de cultivo. Menos del 25% de la superficie terrestre de la Tierra ha escapado de los impactos sustanciales de la actividad humana y los expertos de IPBES calculan que para el 2050 este porcentaje se habrá reducido a menos del 10%.

Las tierras de cultivo y de pastoreo ahora cubren más de un tercio de la superficie de la Tierra, con desmonte reciente de hábitats nativos que incluye bosques, pastizales y humedales, concentrados en algunos de los ecosistemas más ricos en especies del planeta.

El informe afirma que la creciente demanda de alimentos y biocombustibles probablemente llevará al aumento continuo de aportes químicos y de nutrientes y a un cambio hacia los sistemas industrializados de producción de ganado, en tanto se prevé que el uso de pesticidas y fertilizantes se duplicará hacia el año 2050.

Evitar la mayor expansión agrícola en hábitats nativos puede lograrse a través de aumentos de los rendimientos de las tierras de cultivo existentes; cambios hacia dietas que degraden menos el suelo, como las de alimentos basados más en plantas y menos en proteínas animales de fuentes no sostenibles y reducciones en pérdidas y desperdicios de alimentos.

Vínculos fuertes con el cambio climático

“A través de este informe, la comunidad global de expertos ha dado una advertencia urgente y directa, con opciones claras para abordar el daño ambiental extremo», afirmó el Sr. Robert Watson, Presidente de IPBES.

“La degradación del suelo, la pérdida de la diversidad biológica y el cambio climático son tres caras distintas del mismo desafío central: el impacto cada vez más peligroso de nuestras elecciones sobre la salud de nuestro ambiente natural. No podemos permitirnos enfrentar ninguna de estas tres amenazas de manera aislada; cada una de ellas amerita ser la política de más alta prioridad y deben abordarse conjuntamente».

El informe de IPBES destaca que la degradación del suelo es una de las principales causas del cambio climático; solo la deforestación es responsable de alrededor del 10% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero inducidas por actividades humanas. Otro gran factor del cambio climático ha sido la liberación de carbono que anteriormente estaba almacenado en el suelo, siendo la degradación del suelo entre los años 2000 y 2009 la responsable de las emisiones globales anuales de hasta 4400 millones de toneladas de CO2.

Dada la importancia que tienen las funciones del suelo de absorción y almacenamiento del carbono, evitar, reducir y revertir la degradación del suelo podría proveer más de un tercio de las actividades de mitigación de gases de efecto invernadero más rentables necesarias para el año 2030, para mantener el calentamiento global debajo del umbral de 2 °C que se fijó como objetivo en el Acuerdo de París sobre cambio climático, aumentar la seguridad alimentaria y del agua, y contribuir a evitar el conflicto y la migración.

Proyecciones para el año 2050

“En solo poco más de tres décadas a partir de ahora, aproximadamente 4000 millones de personas vivirán en zonas áridas», afirmó el Prof. Scholes. “Para entonces es probable que la degradación del suelo, junto con los problemas estrechamente relacionados al cambio climático, habrán forzado a entre 50 y 700 millones de personas a emigrar. La decreciente productividad de la tierra también hace que las sociedades sean más vulnerables a la inestabilidad social, particularmente en las zonas áridas, donde años con lluvias extremadamente escasas han sido asociados a un aumento de hasta el 45% de conflictos violentos».

El Dr. Montanarella agregó: “Se predice que para el año 2050, la combinación de la degradación del suelo y el cambio climático reducirá los rendimientos globales de los cultivos en un 10% como promedio y en hasta un 50% en algunas regiones. En el futuro, la mayor parte de la degradación ocurrirá en América Central, América del Sur, África subsahariana y Asia; las áreas a las que le quedan la mayor cantidad de tierra adecuada para la agricultura”.

El informe también enfatiza los desafíos que plantea la degradación del suelo, y la importancia de su restauración, para los objetivos internacionales clave de desarrollo, incluidas las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. “El mayor valor de la evaluación es la evidencia que brinda a las personas responsables de tomar decisiones en el gobierno, empresas, ámbito académico e incluso a nivel de las comunidades locales”, afirmó la Dra. Anne Larigauderie, Secretaria Ejecutiva de IPBES. “Con mejor información, respaldada por el consenso de los expertos destacados a nivel mundial, todos podemos hacer mejores elecciones para acciones más efectivas».

Opciones para la restauración del suelo

El informe puntualiza que en cada ecosistema se encuentran ejemplos exitosos de restauración del suelo y que muchas prácticas y técnicas debidamente probadas, tanto tradicionales como modernas, pueden evitar o revertir la degradación.

En las tierras de cultivos, por ejemplo, se incluyen entre ellos: la disminución de pérdida de suelo y mejoramiento de la salud del suelo, el uso de cultivos que toleran la salinidad, la agricultura de conservación y cultivos integrados, sistemas de silvicultura y ganado.

En las praderas con pastoreo tradicional, el mantenimiento de los regímenes apropiados de incendios y la reposición o desarrollo de prácticas locales de manejo del ganado e instituciones han demostrado ser efectivas.

Las respuestas exitosas en los humedales incluyen el control sobre las fuentes de contaminación, manejo de los humedales como parte del paisaje e inundación de humedales dañados por la desecación.

En las áreas urbanas, se identifican como opciones clave para la acción la planificación espacial urbana, replantación de especies nativas, el desarrollo de infraestructura ecológica como parques y cauces de ríos, la restauración de suelos contaminados y sellados (por ejemplo, debajo del asfalto), el tratamiento de las aguas residuales y la restauración de los cauces de los ríos.

Las oportunidades para acelerar la acción identificadas en el informe incluyen:

  • Mejorar el monitoreo, los sistemas de verificación y datos de partida;
  • Coordinar la política entre los distintos ministerios para alentar simultáneamente prácticas de consumo y la producción más sostenible de productos básicos provenientes de la tierra;
  • Eliminar los «incentivos perversos» que promueven la degradación del suelo y promover incentivos positivos que recompensen la gestión sostenible del suelo; e
  • Integrar las agendas de agricultura, silvicultura, energía, agua, infraestructura y servicios.

Aunque pusieron énfasis en que los acuerdos ambientales multilaterales existentes brindan una buena plataforma para evitar, reducir y revertir la degradación del suelo y fomentar su restauración, los autores observan que se necesita mayor compromiso y una colaboración más efectiva a niveles nacionales y locales para lograr las metas de degradación neta cero del suelo, ninguna pérdida de la diversidad biológica y mejora del bienestar humano.

Brechas de conocimiento

Entre las áreas identificadas en el informe como oportunidades para nuevas investigaciones se encuentran:

  • Las consecuencias de la degradación del suelo en el agua dulce y los ecosistemas costeros; salud mental y física y bienestar espiritual; transmisión y prevalencia de enfermedades infecciosas;
  • El potencial de degradación del suelo para exacerbar el cambio climático y la restauración del suelo para ayudar tanto a la mitigación como a la adaptación;
  • Las vinculaciones entre la degradación y restauración del suelo y los procesos sociales, económicos y políticos en lugares alejados; y
  • Las interacciones entre degradación del suelo, pobreza, cambio climático y el riesgo de conflicto y de migración involuntaria.

Sentido económico y ambiental

El informe halla que el aumento del empleo y otros beneficios de la restauración del suelo con frecuencia exceden en gran medida los costos involucrados.  En promedio, los beneficios de restauración son 10 veces más altos que los costos (estimados en nueve biomas distintos) y, para regiones como Asia y África, el costo de la inacción versus la degradación del suelo es al menos tres veces más altos que el costo de la acción.

“Implementar completamente el conjunto de instrumentos probados para detener y revertir la degradación del suelo no solamente es vital para garantizar la seguridad alimentaria, reducir el cambio climático y proteger la diversidad biológica», afirmó el Dr. Montanarella, “sino que también es económicamente prudente y cada vez más urgente».

Haciendo eco de este mensaje. el Sr. Robert Watson dijo: “De los muchos mensajes valiosos del informe, este se encuentra entre los más importantes: implementar las acciones correctas para combatir la degradación del suelo puede transformar las vidas de millones de personas en todo el planeta, pero esto será más difícil y más costoso mientras más nos demoremos en actuar».

 

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