El suelo es donde todo comienza. Pocas personas saben que los suelos son un recurso no renovable. Hacen falta más de 1000 años para que se forme 1 centímetro de suelo. Esto significa que el suelo que tenemos es el único suelo que habrá a lo largo de nuestras vidas.
Los suelos hacen cosas increíbles que a veces damos por sentadas. Sostienen la producción de alimentos, filtran el agua, son la fuente de nuestras medicinas y nos ayudan a combatir y adaptarnos al cambio climático.
Aquí hay 6 razones por las que debemos apreciar el suelo que yace bajo nuestros pies:
1. Cuidar los suelos = Mayor seguridad alimentaria
El 95% de los alimentos se produce en nuestros suelos. No podemos esperar alimentar a la creciente población mundial y producir el 50% más de alimentos que necesitamos para 2050 sin considerar y preservar la calidad de nuestros suelos. El contenido de nutrientes de los suelos influye directamente en las plantas que se cultivan en ellos. Los suelos intercambian nutrientes y agua con las raíces de la planta. Cuanto más saludable es el suelo, mejor será la cosecha. El suelo es un recurso no renovable y su preservación es esencial para la seguridad alimentaria.
2. Cuidar los suelos = Más diversidad
Los suelos albergan la cuarta parte de la biodiversidad de nuestro planeta. Hay más organismos vivos en una cucharada de tierra que personas en nuestro planeta. En ningún otro lugar en la naturaleza hay especies con una población tan densa como en los suelos. La biodiversidad es importante para el bienestar de nuestro planeta; ayuda a las especies a sobrevivir y adaptarse a los cambios en la naturaleza. Preservar la biodiversidad significa ayudar a hacer nuestro planeta resiliente, adaptable y saludable. La agricultura orgánica, el pastoreo por rotación, la rotación de cultivos y la agricultura de conservación pueden preservar la biodiversidad de los suelos. Estos métodos aumentan de manera sostenible la productividad agrícola sin degradar los recursos de suelo y agua.
3. Cuidar los suelos = Menos gases de efecto invernadero
Los suelos ayudan a combatir y adaptarse al cambio climático. Cuando se gestionan de forma sostenible, los suelos pueden jugar un papel importante en la mitigación del cambio climático almacenando el carbono (secuestrando carbono) y disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Los suelos sanos con un alto contenido de materia orgánica también pueden almacenar grandes cantidades de agua, que ayuda a los cultivos a sobrellevar la sequía y adaptarse a las precipitaciones extremas.
4. Cuidar los suelos = Mejores medios de subsistencia
Los suelos saludables pueden garantizar la seguridad alimentaria, proporcionar mejores medios de subsistencia y reducir la migración forzada. La degradación de los suelos supone la pérdida de fuentes de alimentos y medios de vida. Más de 10 millones de personas han abandonado sus hogares debido a problemas ambientales, incluidas la erosión del suelo, la desertificación, la deforestación y la sequía. La implementación de estrategias de gestión sostenible del suelo que ayuden a los agricultores a enfrentar las sequías a largo plazo y la degradación del suelo puede ayudar a que las personas tengan opciones frente a la migración.
5. Cuidar los suelos = Agua más limpia
Los suelos son clave para el suministro de agua limpia. Los suelos capturan, almacenan y filtran el agua, lo que la hace segura para beber. Los bosques en las zonas altas no solo previenen la erosión del suelo, sino que también garantizan agua potable de buena calidad para los usuarios intermedios. Los suelos también almacenan agua, haciéndola disponible para cultivos.
6. Cuidar los suelos = Más medicinas
Los suelos son importantes para la salud humana. La mayoría de los antibióticos más conocidos, incluida la penicilina, se originaron a partir de microorganismos del suelo. ¿Sabías que más de 500 antibióticos son derivados de microbios del suelo?
No cuidamos los suelos como se merecen, ¡pero podemos revertir la tendencia!
El 33% del suelo está de moderadamente a altamente degradado debido a la erosión, la pérdida de materia orgánica, el agotamiento de los nutrientes, la acidificación, la salinización, la compactación y la contaminación química. Sin embargo, la gestión sostenible y las técnicas de cultivo cuidadosas pueden revertir la tendencia de la degradación del suelo y garantizar la seguridad alimentaria mundial actual y futura.
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