Andrea Dekrout es coordinadora ambiental senior del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Dekrout, basada en Ginebra, es responsable de garantizar la gestión ambiental sostenible en las operaciones de ACNUR y los campos de refugiados. En su trabajo, ayuda a los refugiados y sus comunidades de acogida a mantener un medio ambiente limpio y saludable. En esta entrevista relata la situación en Cox’s Bazar, una ciudad costera que alberga el campo de refugiados más grande del mundo.
¿Cuál es la historia del asentamiento de refugiados en Cox’s Bazar?
Los asentamientos de refugiados en la península de Teknaf, en el sur de Bangladesh, existen desde hace varios años. Antes de agosto de 2017, albergaban a unos 200.000 refugiados, principalmente rohinyás del estado Rakáin de Birmania. Desde entonces han llegado casi 700.000 más, luego de realizar un viaje peligroso por tierra, río o mar.
¿Cuáles son los principales desafíos ambientales?
La afluencia de refugiados en el distrito de Cox’s Bazar ha causado un impacto significativo en los bosques locales y ha empeorado el conflicto entre humanos y vida silvestre. Se estima que en el área se tala el equivalente de 3 a 5 campos de fútbol cada día. Importantes áreas forestales que ya se encontraban bajo presión antes de la afluencia de refugiados se han degradado aún más, lo que limita las oportunidades de que las comunidades locales que dependen de proyectos forestales complementen sus medios de subsistencia.
¿Cuáles son las áreas más afectadas?
Las áreas críticas de biodiversidad, como el Santuario de Vida Silvestre de Teknaf, el Parque Nacional de Himchari y el área protegida de Inani, probablemente se degraden, y es posible que su madera y otros productos forestales sean explotados en exceso. El Santuario de Teknaf es el hogar de una importante población de elefantes asiáticos de Bangladesh, así como de varias otras especies amenazadas que ahora entran en contacto frecuente con las comunidades de refugiados.
La recolección de leña es la amenaza más inmediata para la salud de estas áreas, pero otros factores reducirán la calidad de los bosques a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, la pérdida extensiva de cubierta vegetal en el campamento ha causado una erosión significativa que se hará especialmente evidente en la temporada de lluvias, incluido el temido monzón que generalmente comienza a fines de mayo o principios de junio. Esta pérdida se debe al despeje de la zona y al uso de plantas de bajo crecimiento para la leña. Los arbustos y pastos de bajo crecimiento -que anteriormente servían para proteger las vías fluviales, reducir el calor de la superficie, frenar la escorrentía del agua de lluvia y atar los suelos sueltos-, ya no están presentes en muchas partes del campamento.
La erosión contribuirá a los deslizamientos de tierra y a temperaturas más altas dentro del campamento. También tendrá un gran impacto en las comunidades aguas abajo, ya que las vías fluviales y los campos agrícolas se contaminan cada vez más con los sedimentos transportados por la escorrentía del campamento.
Desde que comenzó la afluencia de refugiados rohinyás, los encuentros con elefantes han causado 11 muertes y numerosas lesiones entre los refugiados en el campamento de Kutapalong. El área designada para el campamento es el hábitat del elefante asiático de Bangladesh (en peligro de extinción) y ha sido históricamente el sitio de una ruta de migración para los elefantes. Se necesita información sobre el movimiento de la especie para proteger a los humanos y los elefantes en esta área.
¿Qué están haciendo o deben hacer las autoridades locales y la comunidad internacional?
Actualmente, la intervención principal tiene como objetivo reducir el riesgo de deslizamientos de tierra y minimizar los conflictos entre elefantes y humanos.
Para abordar los peligros de los deslizamientos de tierra, ACNUR se asoció con el Centro Asiático de Prevención de Desastres (ADPC) para producir mapas rigurosos y detallados de los riesgos de deslizamientos de tierra e inundaciones en el campamento de Kutapalong. Estos mapas ahora nos ayudarán a reducir el riesgo de desastres y responder a los deslizamientos de tierra y otros peligros.
En asociación con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ahora esta información se está adaptando a un plan de concienciación de la comunidad que permitirá a las personas comprender los peligros y tomar precauciones.
ACNUR ha estado trabajando con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para abordar el problema. Afortunadamente, no ha habido muertes desde que el proyecto conjunto comenzó en marzo de 2018.
Después de la temporada principal de lluvias, comenzaremos a trabajar para restaurar la cobertura vegetal y evitar una mayor erosión. La reforestación comenzará después de que haya un programa integral para abordar el suministro de combustible en el campamento. En la actualidad existe una prueba piloto que utiliza el gas licuado de petróleo como una opción para abordar las necesidades de combustible para cocinar.
¿Cómo pueden los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado minimizar o prevenir tales desafíos ambientales?
Necesitamos conservar la vegetación ya que incluso la planta más pequeña y poco atractiva proporcionará estabilidad al suelo.
Las alianzas han sido clave para algunos éxitos. Trabajar con organismos de conservación expertos como la UICN es un buen ejemplo: la UICN ha sido un socio excelente al proporcionar las habilidades adecuadas, en el momento adecuado, para gestionar el conflicto de los elefantes.
A fines de 2017, ONU Medio Ambiente y la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios desplegaron un asesor ambiental sobre el terreno a través de su Unidad Ambiental Conjunta. La unidad es una importante fuente de experiencia en respuesta humanitaria a raíz de emergencias ambientales. El PNUD también ha sido un aliado clave en la reducción del riesgo de deslizamientos de tierra y otros desastres.
Conozca más del trabajo de ONU Medio Ambiente en desastres y conflictos.