A través de globos sonda lanzados en la Antártida, los científicos chilenos -que forman parte del llamado “Año de la Predicción Polar (YOPP, en inglés)- medirán las propiedades ópticas de las nubes en la península antártica, una zona que está siendo muy afectada por el calentamiento global y el agujero de la capa de ozono.

“Es muy importante para todos entender cómo funciona la Antártida, porque es la única manera de predecir lo que va a pasar en las próximas décadas”, explicó en rueda de prensa Raúl Cordero, líder del grupo de investigación Antártica, que trabaja en el Departamento de Física de la Universidad de Santiago de Chile.

En las últimas cuatro décadas, “las anomalías en la atmósfera antártica han inducido en todo el hemisferio sur modificaciones significativas en los patrones de vientos, nubosidad y precipitaciones. Estos cambios han afectado significativamente a Chile”, donde, por ejemplo, la cantidad de lluvias ha disminuido un 30% en ese período en la zona centro sur, de acuerdo a Cordero.

Las investigaciones han mostrado hasta ahora que la Antártida se está calentando mucho más lento que la línea del ecuador. Al aumentar la diferencia de temperatura entre ambos puntos, se intensifican los vientos alrededor del continente blanco.

Los investigadores esperan que la diferencia de temperatura se siga extendiendo como consecuencia del cambio climático, y con ello la intensidad de los vientos antárticos, que arrastran hacia las costas de la Antártida aguas más cálidas de lo normal. Esas aguas están contribuyendo a acelerar el derretimiento de los hielos, lo que ha contribuido a incrementar el nivel del mar de todo el mundo.

Solo en los últimos siete años, el nivel de los océanos ha subido en promedio siete centímetros, y el 25% de este aumento producto del derretimiento de los hielos antárticos.

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