Un excelso James Rodríguez hizo delirar a toda Colombia al compás de cumbia y en partida doble durante el Mundial de Brasil 2014, cuando por primera vez en su historia, la selección ‘cafetera’ avanzó a los cuartos de final de un torneo ecuménico, al derrotar 2-0 a Uruguay en el mítico estadio Maracaná de Rio de Janeiro.
Una atmosfera de optimismo se percibía en el interior de la selección colombiana cuando el 24 de junio del 2014 se enfrentó a Uruguay, por los octavos de final del Mundial de Brasil. Un duelo de sudamericanos de tesitura pareja que terminó encendiendo el interés de los espectadores, que coparon las gradas del coliseo brasileño.
Para la Tricolor, la victoria fue la más importante en su quinta participación en los mundiales, debido a que por primera vez logró pasar la barrera de los octavos de final. Un manchón en la historia, coloreado con crayones color esperanza por un benjamín encantado de talento, de nombre James Rodríguez.
Falta 21 días para Rusia 2018, otro nuevo desafío para los colombianos, que abren el baúl de los recuerdos sin desempolvar, ya que es un recuerdo latente; fue su última participación y sonríe por estar presente de manera consecutiva en los mundiales de la mano de José Pékerman, estratega de aquella gesta ante Uruguay.
El plantel para Rusia es casi similar al de 4 años atrás, un equipo de espíritu jovial, lleno de talento y de una cadencia que desborda en regocijo al compás de la cumbia: Justamente, la elección de los aficionados para la mejor celebración de los goles fue para Colombia.
-James, un crack goleador-
Su primer mundial, su primera premiación, James acabó como goleador(…) rima, gusta y driblea. En aquel torneo marcó 6 tantos y se hizo el más anotador. La FIFA lo eligió como el mejor jugador de la fase de grupos, donde fue la “piedra angular” del seleccionado ‘cafetero’ que se ubicó en la pole en su llave con 9 unidades.
En los octavos de final se topó con Uruguay y animaron uno de los duelos más emocionantes de la instancia decisiva. Aunque la Celeste contó con innumerables ocasiones para anotar, el arquero colombiano David Ospina, elevó una fortaleza en su valla donde el gol no era bienvenido, mientras los ofensivos fueron certeros.
El primer gol se describe en prosa poética: James adormece la pelota en su pecho, un control de sobremanera perfecta como el esquema de Pékerman: compacto y pragmático, lo que licencia al balón a encontrar el punto exacto del empeine izquierdo del enganche ‘cafetero’.
El esférico viaja al encuentro romántico del gol, en una parábola que lo invita a besar antes el larguero interno, impacto que lo hace rebotar dentro, para caer en las redes de un anhelado primer grito, inatajable para el uruguayo Fernando Muslera, y para 10 porteros más.
Golazo, que inspiró al baile para celebrar. Pero el partido siguió, cuando eso el reloj marcaba 28’, Uruguay era una tromba, no obstante, la zona postrera de los colombianos se mostró sólida.
El segundo festejo, la FIFA lo recordó con la siguiente estrofa: “Los guerreros del Maestro Tabárez ingresaron al segundo tiempo convencidos de dar una nueva muestra de carácter, pero apenas iniciado ‘Teo’ vio con la nuca a Pablo Armero, el lateral centró pasado y Cuadrado, vivísimo, bajó la pelota al centro en lugar de cabecear al arco. Con la defensa uruguaya parada, James sentenció (2-0). Tremendo tanto por concepción y ejecución”.
Valorando el trabajo táctico del profesor Pékerman, la Tricolor siempre tuvo un trato amistoso con el balón, tal vez faltaba un referente más arriba, ese era el ‘Tigre’ Falcao, lastimosamente ausente a la cita, por una terrible lesión en la rodilla.
El equipo colombiano, no obstante, marcó el hito que intentará ser superado casi, casi con los mismos futbolistas, que deberán mostrar mayor fortaleza en los momentos cumbres, recurriendo al convencimiento mental y espiritual, apostando siempre a Creer En Grande, un lema del continente sudamericano, que lo convierte en un solo país.
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