Ginebra, – Frente a los efectos cada vez más pronunciados de los fenómenos meteorológicos extremos, el cambio climático y la contaminación atmosférica en la salud, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han acordado intensificar sus medidas conjuntas destinadas a hacer frente a los riesgos ambientales que causan la muerte prematura de aproximadamente 12,6 millones de personas cada año.
En consecuencia, el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas, y el Director General de la OMS, doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, firmaron el 30 de mayo un nuevo marco de colaboración en materia de clima, medioambiente y salud. La firma se produce tras el lanzamiento de una coalición mundial conformada por la OMM, la OMS y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) durante la Asamblea Mundial de la Salud el 24 de mayo.
Mediante este acuerdo, la OMM y la OMS se comprometen a acelerar las medidas para mejorar los resultados sanitarios a través del desarrollo y uso de «conocimientos científicos y servicios operativos sólidos y pertinentes en las esferas del tiempo, el clima, el agua y la composición atmosférica».
El marco tiene por objeto mejorar la comprensión y la gestión de los riesgos para la salud asociados a los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos y al cambio climático a largo plazo, mejorando el acceso a los datos meteorológicos y climáticos y su uso para la evaluación de riesgos, la planificación de la adaptación y la creación de servicios adaptados a los usuarios, entre otras medidas.
En esta iniciativa también se da prioridad a la mejora de la vigilancia y la gestión de los riesgos ambientales para la salud, como la radiación ultravioleta o una deficiente calidad del aire o del agua. Ello dará lugar a una coordinación más estrecha entre los Servicios Meteorológicos, que vigilan y predicen la calidad del aire, y las autoridades sanitarias, que se ocupan de los efectos de la exposición de las personas a los contaminantes.
Uno de los objetivos generales del marco es promover las políticas y prácticas que redundan en beneficio de la salud pública y que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.
El nuevo acuerdo se ajusta al programa internacional de desarrollo sostenible, reducción del riesgo de desastres y adaptación al cambio climático. En él se hace especial hincapié en la necesidad de alcanzar las poblaciones más vulnerables de los países en desarrollo, entre ellos los pequeños Estados insulares en desarrollo, y de las zonas urbanas.
El acuerdo otorga un carácter formal a la colaboración entre la OMS y la OMM, que data de hace varios decenios. De hecho, ya existe una Oficina Conjunta OMS/OMM para el Clima y la Salud.
«Más de 12 millones de personas mueren todos los años a causa de los riesgos ocultos en nuestro medioambiente: en el aire que respiramos, el agua que bebemos o productos químicos invisibles a los que estamos expuestos con demasiada frecuencia. Además, debido al clima cambiante, nos vemos afectados por un mayor número de fenómenos meteorológicos extremos, entre los que cabe citar las tormentas, las sequías y las alteraciones de las pautas de las enfermedades infecciosas», dijo el doctor Tedros. «Por eso, estamos aunando nuestras fuerzas con las de otros organismos principales de las Naciones Unidas para intensificar las medidas encaminadas a atacar de raíz las causas medioambientales de la mala salud».
El doctor Taalas citó el ejemplo del huracán María, el cual, oficialmente, causó 64 víctimas mortales en Puerto Rico. Según un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad de Harvard, el huracán causó indirectamente otras 4 645 muertes –más de 70 veces la estimación oficial– debido a que hubo un colapso del sistema de atención de la salud, el sistema eléctrico y las infraestructuras.
“Esto demuestra que, además de provocar una serie de muertes de forma inmediata, los desastres tienen una grave impacto en la salud humana a largo plazo”, dijo el doctor Taalas. “Por ello, la OMM está fomentando los servicios de alerta temprana multirriesgos para hacer frente a los fenómenos de fuerte impacto, tales como los ciclones tropicales, que entrañan múltiples riesgos en cascada”.
“Muchas enfermedades transmitidas por vectores, como el paludismo y el dengue, dependen de las precipitaciones y las temperaturas. El suministro de servicios climáticos, tales como las proyecciones estacionales, es vital para prevenir y gestionar esas enfermedades sensibles al clima. Los avisos de olas de calor y de riesgos para la salud se utilizan cada vez más como instrumento para reducir las repercusiones sanitarias de las olas de calor”, señaló el doctor Taalas.
Coalición internacional
El acuerdo bilateral entre ambas Organizaciones forma parte de una coalición internacional más amplia que también abarca el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Coalición Clima y Aire Limpio. La Coalición fue presentada durante la reunión anual de la Asamblea Mundial de la Salud y servirá para aunar conocimientos especializados y aumentar la coordinación.
Uno de los resultados más inmediatos de la Coalición será la Conferencia Mundial sobre la Contaminación del Aire y la Salud, que tendrá lugar en Ginebra del 30 de octubre al 1 de noviembre de 2018.
Según las cifras de la OMS, unas 7 millones de personas mueren prematuramente todos los años a causa de enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica, entre las que cabe citar los accidentes vasculares cerebrales y las cardiopatías, las enfermedades respiratorias y el cáncer. En la mayoría de las grandes ciudades la contaminación atmosférica supera los límites establecidos en las normas de la OMS relativas a la calidad del aire.
Numerosos contaminantes que causan daños a la salud también perjudican al medioambiente y contribuyen al cambio climático. Entre ellos se encuentran el carbono negro procedente de los motores diésel, los hornillos para cocinar y la incineración de desechos, y el ozono troposférico. Aunque son dañinos, tienen una corta vida en la atmósfera. Se estima que la reducción de las emisiones de estos contaminantes, que provienen de fuentes como el tráfico, los hornillos para cocinar, la agricultura o la industria, podría ayudar a recortar la tasa de calentamiento global en aproximadamente 0,5 °C de aquí a 2050.
Dentro de la Coalición, la OMM se encarga de que los conocimientos especializados, las capacidades de modelización y los medios de los Servicios Meteorológicos Nacionales puedan aprovecharse en beneficio de la salud pública mundial.
La red de observación de la OMM, su Sistema de evaluación y asesoramiento para avisos de tormentas de polvo y arena (SDS-WAS) y sus estaciones de la Vigilancia de la Atmósfera Global, que se ocupan de la vigilancia de la atmósfera, sustentarán las iniciativas mundiales para mejorar la cartografía y la vigilancia de la calidad del aire.
El SDS-WAS puede contribuir de manera importante a que se sepa cuándo y dónde puede ocurrir una tormenta de polvo, permitiendo a los asociados sanitarios que hagan una planificación más eficaz y se beneficien de la capacidad de predicción y vigilancia de la atmósfera mundial de la OMM en los casos de fenómenos atmosféricos de gran peligrosidad.
La Organización Meteorológica Mundial es el portavoz autorizado de las Naciones Unidas sobre el tiempo, el clima y el agua