De Conmebol.com
No fue un lunes cualquiera el 2 de junio de 2014. José Pekerman entregaba la que era la peor noticia para el fútbol colombiano en los últimos tiempos: el ‘Tigre’ Radamel Falcao quedaba fuera del Mundial de Brasil.
Abatido y casi sin encontrar las palabras, el DT de los cafeteros le decía «no» a su estrella caída en desgracia. Una rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda en enero de ese año le cambió la vida.
El cañonero del AS Mónaco emprendió una carrera contra el tiempo para convencer a Pekerman de que la lesión era un simple recuerdo. Pero no lo logró. El Mundial perdía a uno de los mejores ‘9’ del momento.
Paradojas de la vida, a la tristeza del ‘Tigre’ sobrevino la mejor presentación histórica de Colombia en una Copa del Mundo: ganó su grupo de primera fase, alcanzó los cuartos de final y James Rodríguez fue con seis goles el Bota de Oro.
Con la clasificatoria sudamericana a Rusia en marcha desde octubre de 2015, Falcao entendió que el remedio a sus males era retornar a la tranquilidad de Mónaco para comenzar a acercarse a aquel ‘Tigre’ colchonero.
Y qué buena decisión la que tomó: los del Principado ganaron la Ligue 1 2016-2017 y Falcao aportó al campeón francés 21 goles en 29 partidos, y en Liga de Campeones estuvo en 10 choques y marcó 7.
«¡Esto, esto es Falcao!», declaraba orgulloso el entrenador monegasco, Leonardo Jardim, quien siempre creyó en la resurrección de su goleador, el buque insignia del proyecto millonario del AS Mónaco en 2013 tras dejar al Atlético.
«Lo dirijo de manera diferente a los otros porque es un jugador de clase mundial», admite Jardim. «La calidad siempre se mantiene. Tiene un poco menos de fuerza que cuando estuvo en el Oporto o el Atlético, pero con más experiencia. Así es la vida».
– Y volver, volver… volver –
Quedaba un año para el Mundial-2018, y Falcao seguía convirtiendo goles de todas las formas y para todos los gustos. El ‘Tigre’ estaba de regreso. Pekerman lo abrazaba, Colombia lo disfrutaba.
Falcao, ese hombre de fe ciega, incansable luchador y siempre optimista, le había ganado la batalla a la adversidad. «Pasé dos años horribles, pero ahora puedo ir al Mundial», dijo el capitán cafetero tras lograr en octubre pasado en Lima el boleto a Rusia.
Adorado por los colombianos por su ejemplo de sencillez y resiliencia, Falcao apuntará ahora a construir la historia en el que quizás, por sus 32 años, sea su primer y último Mundial.
«Hemos llegado con muchísima ilusión (…) Es el orgullo que sentimos cada uno de los futbolistas, representar al país. Vamos a defender el escudo y la camiseta con el 100% de nuestro esfuerzo», dijo a su arribo a Kazán.
¡Falcao, la Copa del Mundo te estaba esperando!
AFP