• El mediocampista marcó el gol del triunfo en el último minuto
  • Un mal pase suyo provocó el 0-1
  • «Merecimos el gol en el último minuto»

Por Steffen Potter, con Alemania

Toni Kroos no es un hombre de palabras ni gestos grandilocuentes. Tampoco le gusta ser el centro de atención. Donde más cómodo se siente es rodeado de su familia, pero esta vez no tuvo manera de evitar los focos. Hasta él se volvió loco al marcar el gol que le dio esperanzas a Alemania de seguir viva en la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™.

Milésimas después de haber clavado al ángulo el 2-1 agónico ante Suecia, salió corriendo hacia el banderín de córner, cerca de donde estaba la hinchada alemana, alzó el puño al aire, abrió los brazos lo máximo que pudo y descargó alegría y alivio. Ya no había sofoco por la calurosa noche de verano de Sochi ni por un partido que tuvo a la campeona del mundo al borde del KO.

Los titulares que condenaban tanto a la selección alemana como a Kroos ya estaban escritos. Los campeones del mundo volvían a encajar el 0-1 en un contragolpe del rival. En esta ocasión, tras una mala entrega de Kroos. Precisamente él, un futbolista que posee una precisión en el pase como ningún otro en el plantel de Loew.

Un pase malo entre decenas buenos

Porque Toni Kroos está considerado uno de los pasadores más fiables del planeta. Su error parecía muy sintomático de lo que le ocurría al combinado germano, que estaba al borde del abismo.

«Cuando das 400 pases, es normal que falles un par. La cuestión es tener los huevos suficientes como para jugar una segunda parte como la de hoy, pero de eso no se da cuenta nadie. Jugamos muy bien, pero no supimos aprovechar esas fases. Creo que merecimos el gol en el último minuto», declaró el héroe alemán a los periodistas tras el encuentro.

Y las estadísticas le dan la razón: al descanso, Kroos había completado con éxito el 95% de los pases, pero hubo un mal pase que estuvo a punto de tirar todo a la basura.

Joachim Loew también defendió a su jugador. «Me alegro mucho por Toni Kroos, porque provocó el gol que encajamos, algo nada habitual en él. Su tiro libre fue extraordinario. Se lo merece», dijo el seleccionador en declaraciones a la FIFA.

La intensidad única del último momento

Loew no hizo sino destacar lo evidente. Kroos se había empleado a fondo desde el inicio, había presionado sin descanso, había recuperado buenos balones. Tras conceder el primer gol, buscó el empate con todas sus fuerzas, corrió con el balón pegado al pie, buscando huecos en campo contrario, y probó suerte con varios disparos.

Pero casi todos acabaron siendo despejados. Era un hombre en busca de enmendar su error, y el hecho de conseguirlo en el último suspiro hizo que la sensación de alivio fuera aún más intensa.

«Era la última ocasión del partido. Y estuvo sensacional metiéndola en un ángulo», afirmó a FIFA Marco Reus, que participó con él de la jugada de estrategia. «A partir de ahí, fue puro éxtasis. Creo que merecimos la victoria».

Finalmente, Alemania no solo sumó los tres puntos, sino que sus jugadores recuperaron su sentido del humor. «Le grité con todas mis fuerzas que centrara ese balón, así que imagínate las cosas que me han dicho ahora en el vestuario», contó entre carcajadas Mats Hummels, que tuvo que ver el partido desde el banquillo.

Sin embargo, y pese a su lesión en las vértebras cervicales, corrió hacia sus compañeros para celebrar con ellos el tanto. La Mannschaft mantiene intactas sus opciones. Ahora solo falta certificar el pase a octavos de final contra la República de Corea.