Pese a los esfuerzos realizados por el Servicio de las Naciones Unidas de Actividades relativas a las Minas, su último informe indica que durante el año pasado fallecieron 8500 personas a causas de los remanentes explosivos de guerra, que incluyen los artefactos explosivos improvisados.
Estos explosivos improvisados fueron los principales causantes del aumento del número de víctimas entre civiles y el personal de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas como indicó este viernes durante una rueda de prensa en la sede la ONU en Nueva York, Agnes Marcaillou, directora del Servicio.
“Durante el año 2017, 59 cascos azules perdieron la vida debido a acciones malintencionadas mediante artefactos explosivos y 150 más resultaron heridos. El número se ha incrementado por el volumen, la duración e intensidad de los conflictos y por el numero sin precedentes de desplazados”.
Marcaillou destacó el tremendo daño y repercusión que causan esos dispositivos en los heridos y en las operaciones humanitarias y pidió a los miembros del Consejo de Seguridad que dejen de considerar las actividades relativas a las minas como un tema relativo a la “contaminación” del suelo, sino como una parte integrada de sus debates, decisiones y presupuestos.
Las actividades relativas a las minas no deben ser una cuestión que se ha de tratar a última hora, sino incluirse en las primeras etapas de la planificación, la respuesta y la financiación- tanto en las operaciones de paz como en la respuesta humanitaria.
Asimismo, recordó que el primer recurso para salvar vidas no son las tareas de limpieza sino la educación ante los riesgos que producen estos artefactos.
Las Naciones Unidas promueven y apoyan un amplio número de campañas en este campo con atención específica a cada comunidad, en cuestión de género o por edades.
La responsable de Servicio destacó específicamente la necesidad de dedicar más fondos para llevar a cabo la tarea de mitigación de la amenaza que suponen las minas y los peligros de los explosivos.
“La mayoría de ustedes me han oído decir que tratar la “contaminación” o aliviar la amenaza de los productos explosivos no es una enfermedad incurable, sabemos cómo hacerlo; lo que no tenemos es la suficiente financiación para contratar y desplegar un número suficiente de equipos”.
Por su parte el representante permanente de Bolivia calificó el día de hoy como “muy importante” por la adopción hace un año de la resolución 2365 por parte del Consejo de Seguridad, que establece el mandato de las actividades de las Naciones Unidas relativas a las minas en las operaciones de mantenimiento de la paz y las misiones políticas especiales.
Sacha Sergio Llorenty denunció el uso indiscriminado de este tipo de artefactos afecta desproporcionadamente a los civiles y especialmente a los niños.
Unas horas más tarde se realizó en el Consejo de Seguridad la presentación del informe del Secretario General sobre la puesta en funcionamiento de la Resolución 2365 que informa sobre la amenaza que representan las minas terrestres, los restos explosivos de guerra y los artefactos explosivos improvisados.
El reporte da una visión de conjunto de los acontecimientos y tendencias significativos observados en las actividades relativas a las minas en el período comprendido entre el 1 de julio de 2017 y el 30 de abril de 2018.