El cultivo tradicional de ginseng en la República de Corea y los olivares en la región de Umbria, en Italia, han sido inscritos en el elenco de los Sistemas de Importancia Mundial del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), gestionado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Ambos sitios fueron añadidos durante una reunión del Grupo Asesor Científico del SIPAM en Roma que tuvo lugar esta semana (2-4 de julio). Es la primera vez que se designa un sitio situado en Italia y el cuarta en la República de Corea.

El sistema agrícola tradicional en Geumsan –provincia de Chungcheong del Sur- ha sido reconocido por estar basado en una relación simbiótica entre naturaleza y técnicas de cultivo que funciona desde hace unos 1 500 años.

Los agricultores usan un sistema de rotación de entre 15 y 20 años en el que las tierras se dejan en barbecho o se usan para otros cultivos después de la cosecha. De esta forma se permite que se restablezca la “energía” de la tierra. Los bosques y ríos circundantes contribuyen al control del microclima local y unas estructuras para dar sombra -construidas con materiales naturales- ayudan a reproducir las condiciones que permiten el desarrollo del ginseng silvestre.

“No se trata solo del pasado, sino también del futuro”, aseguró Yoshihide Endo, que coordina el programa de SIPAM de la FAO. “Convertirse en un sitio SIPAM –añadió- alienta la preservación de una larga tradición de prácticas agrícolas, pero también reconoce los beneficios para las generaciones futuras de conservar estos sistemas sostenibles, promueve el intercambio de conocimientos y el potencial de agroturismo y alienta a los jóvenes a involucrarse en la agricultura”.

Olivares en las colinas de Umbría

Las laderas de las colinas entre las localidades italianas de Asís y Spoleto (incluyendo Asís, Spello, Foligno, Trevi, Campello sull Clitunno y Spoleto), donde se cultivan aceitunas desde la época de los etruscos, son ahora una de las principales zonas de producción olivarera de Umbria e Italia. El área ha sido designada por la forma ingeniosa mediante la cual se han combinado los recursos naturales y las necesidades humanas para crear medios de vida y ecosistemas mutuamente sostenibles.

Incluso hoy en día, los olivos se cultivan con los conocimientos y prácticas tradicionales, incluyendo el uso de diferentes tipos de terrazas, técnicas agrícolas y variedades genéticas que han sido sostenidas por las comunidades locales durante siglos. Este área ofrece también un valioso paisaje de olivos fruto de la interacción secular de los agricultores con la naturaleza.

Mantener vivo el patrimonio

La inscripción de los SIPAM hace hincapié en la forma genuina en que las comunidades rurales han mantenido sus cultivos durante generaciones en armonía con la naturaleza, para crear medios de vida y ecosistemas mutuamente sostenibles. Con frecuencia este proceso ha dado lugar a paisajes de notable belleza.

Los criterios de selección de la FAO incluyen que los sitios sean de relevancia mundial, tengan valor de bien público en términos de apoyo a la seguridad alimentaria y de los medios de subsistencia, y destaquen por su biodiversidad agrícola, sistemas de conocimiento, tecnologías adaptadas y sus valores culturales, y que ofrezcan paisajes excepcionales.

La evidencia sugiere que la designación como SIPAM puede ayudar a conservar elementos valiosos de los sitios, a la vez que aumenta la demanda y los precios de los productos agrícolas, fomentando al mismo tiempo el turismo y la creación de empleo.

Las dos nuevas incorporaciones elevan la cantidad total de sitios en la lista de los SIPAM a 52 en 21 países.

Otros paisajes notables ya reconocidos incluyen los arrozales en terraza de los Hani en China, el sistema pastoral massai en Kenya y Tanzania, el sistema ghout de los oasis en Argelia, la producción de wasabi en Japón, la explotación de la sal en las Salinas de Añana en España, el sistema agrosilvopastoral en la región de Barroso, en Portugal, y el cultivo de las chinampas de Ciudad de México, heredero de la transmisión oral de técnicas agrícolas tradicionales que se remontan a la civilización azteca.