Las cinco victorias de Bélgica en otros tantos partidos de Rusia 2018 siguieron siempre a jugadas de póker que Roberto Martínez llevaba mucho tiempo ensayando.
Antes de su próximo compromiso, ante Francia, analizamos las apuestas que han situado a los Diablos Rojos en semifinales.
Flexibilidad táctica
Primer partido de la fase de grupos, 18 de junio – Bélgica 3-0 Panamá:
Aunque se había insistido mucho, el mensaje no parecía plasmarse dentro del terreno de juego. Bélgica había pasado casi dos años puliendo su defensa de tres hombres antes de llegar a Rusia. A 30 minutos de la conclusión del encuentro frente a una selección debutante en el Mundial, y ante las dificultades de sus dos carrileros, Martínez recuperó una retaguardia de cuatro hombres, dando entrada a Mousa Dembélé en el mediocampo para retrasar a Thomas Meunier hasta la zaga. El efecto fue inmediato: los belgas asfixiaron a los panameños arriba, y su defensa se volvió hermética.
Un recambio ofensivo bien engrasado
Segundo partido de la fase de grupos, 23 de junio – Bélgica 5-2 Túnez:
Michy Batshuayi llegaba al torneo sabiendo que era el suplente de Romelu Lukaku en punta, por lo que necesitaba confianza, para poder estar a disposición de Martínez en caso de que el técnico recurriese a él más adelante. El seleccionador le había dado a entender que tendría su oportunidad, y encontró el contexto ideal para proporcionársela, al final del choque ante unos tunecinos que estaban asumiendo riesgos para intentar volver a meterse en el partido. Los enormes espacios que dejó el cuadro norteafricano en defensa permitieron a Batsmandisponer de varias ocasiones, y acabó aprovechando una de ellas a pocos segundos de que se cumpliese el tiempo reglamentado.
Un verdadero bloque
Tercer partido de la fase de grupos, 28 de junio – Inglaterra 0-1 Bélgica
“En un Mundial todos los jugadores son importantes”. Este discurso no fue en vano. Con la clasificación para la segunda ronda ya asegurada antes del tercer partido, Martínez quiso dar minutos a sus suplentes, que respondieron. Bélgica obtuvo el primer triunfo de su historia contra los Tres Leones en 82 años y, sobre todo, dio a su plantel una alegría colectiva todavía más grande.
Fe en la polivalencia
Octavos de final, 2 de julio – Bélgica 3-2 Japón:
Martínez había justificado su decisión de convocar a Nacer Chadli, tras una temporada para olvidar, por su polivalencia, convencido de que podría serle muy útil a lo largo del torneo. El seleccionador tampoco había dejado de elogiar a Marouane Fellaini por su capacidad de ofrecer distintas opciones tácticas en un partido. Frente a Japón, ambos comenzaron como reservas y fueron determinantes, al marcar los dos últimos goles.
Concentración y trabajo
Cuartos de final, 6 de julio – Brasil 1-2 Bélgica:
“El Mundial no respeta la calidad, solo a los equipos”, había dicho Martínez en varias ocasiones. Contra Brasil, el seleccionador pidió a sus Diablos que se enfundasen el mono de trabajo para obligar al rival a acercarse a la meta belga y dejar espacios para los contragolpes. El mensaje fue captado a la perfección: Bélgica se impuso a un verdadero peso pesado del fútbol mundial gracias a los valores colectivos, dejando temporalmente sus cualidades individuales en un segundo plano.
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