El químico jordano-estadounidense Omar Yaghi ha logrado crear dos materiales sintéticos para capturar CO2 u obtener agua de la humedad atmosférica en entornos desérticos, aunque su trabajo es ya una «realidad», sostiene que el número de aplicaciones que tienen estos materiales es «infinito». «Esto no es más que la punta del iceberg», afirma en una entrevista con Europa Press.
El científico, galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ciencias Básicas, ha estado esta semana en Madrid para asistir este miércoles a la ceremonia de entrega de la X edición de estos galardones.
Yaghi ha desarrollado los denominados MOFs (metal organic frameworks o estructuras metal-orgánicas) y los COF (estructuras orgánicas covalentes), materiales nuevos capaces de absorber compuestos o gases, como si de una esponja se tratase. Según explica el químico, estos materiales, altamente porosos, se componen de unidades orgánicas e inorgánicas que, al unirse entre sí, forman estructuras amplias, generando un espacio donde se pueden almacenar gases como el CO2 –el principal gas causante del cambio climático– o incluso hidrógeno.
«Uno de los aspectos únicos de los MOF es que no solo podemos diseñar las estructuras con diferentes tamaños, sino que podemos modificar las estructuras de los poros, de manera que tengan el entorno adecuado para, o bien obtener agua o captar CO2 u otro gas, lo podemos hacer selectivo, ese es el poder de los MOF», relata.
Mientras, los COF (solo creados con compuestos orgánicos), «tremendamente ligeros», se pueden utilizar «potencialmente» para aplicaciones semejantes, pero incluso electrónicas. «Los MOF y los COF son el resultado de una nueva química, algo que hemos inventado, la química reticular», resume.
El científico, galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ciencias Básicas, ha estado esta semana en Madrid para asistir este miércoles a la ceremonia de entrega de la X edición de estos galardones.
Aunque el científico, que actualmente investiga en la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), asegura que su equipo ha buscado aplicar estos materiales al almacenamiento o a la separación de gases, advierte de que también se podría utilizar para el transporte, para la industria farmacéutica o incluso en la lucha contra el cáncer.
Yaghi compara estas estructuras con la forma de actuar de la propia naturaleza. «Piensa en el AND, en vez de nucleótidos, tenemos unidades orgánicas que se codifican para propiedades determinadas, por primera vez los químicos pueden hablar de materiales dependientes de su secuenciación; la biología está construida así, pero nunca hemos sido capaces de llevarlo a materiales sintéticos», explica.
Yaghi desarrolló estos materiales a finales de los 90, pero no ha sido hasta ahora cuando han podido llevarlos a la práctica, cuando Fundación BBVA dio a conocer el fallo del Premio, el científico declaró que su equipo estaba diseñando prototipos para mostrar que estos materiales serían capaces de obtener agua de la humedad atmosférica en entornos secos.
«Recientemente, hemos demostrado que podemos desarrollar dispositivos que pueden situarse en el desierto y recoger agua de la atmósfera«, declara ahora. Se trata de una recolectora que funciona a temperatura ambiente con luz solar y sin energía adicional que contiene absorbedores de agua (los MOF). Los resultados de esta primera prueba de campo aparecieron el lunes en el último número de ‘Science Avances’, lo que para Yaghi confirma que estos materiales son ya una «realidad».
Los científicos son quienes sufren primero
El químico atribuye el éxito de su trabajo al fracaso continuado, a los recursos económicos y a «salirse de la norma». «Como científico asumí un riesgo, de equivocarme y equivocarme y volver a fracasar antes del primer éxito, hubo muchos fracasos, pero nos levantamos y seguimos, y durante ese tiempo estuvimos gastando dinero, ¿como puedes descubrir algo nuevo sin fracasar? Estos fracasos son necesarios para aprender de ellos y hacer un descubrimiento», comenta.
Según continúa, cuando empezó su investigación hace dos décadas, no pretendía «resolver los problemas del mundo», pues estaba más interesado en el «reto intelectual, la curiosidad», por lo que decidió «apartarse del camino normal que la gente seguía», lo que supuso un riesgo a nivel económico y, por tanto, «críticas». «Al salirnos de la norma, descubrimos la clase más importante de nuevos materiales jamás descubierto por la humanidad«, se defiende.
Sin embargo, el éxito dependerá, entre otras cosas, del factor económico. «Yo sin dinero no hubiera podido hacer esto, y sin una universidad que me hubiera dado independencia desde el punto de vista científico, no hubiera sido capaz de lograr lo que hemos logrado juntos, por lo que es importante tener independencia científica, que las instituciones crean en los científicos y que les permitan esa libertad y tengan fondos para realizar sus sueños», narra.
En este sentido, critica el escaso apoyo que se da a la ciencia en general, así como que los países no la vean como «alta prioridad». A su juicio, este apoyo es «cíclico», cuando a su parecer, «los científicos son los que resuelven los problemas de la sociedad» y los que «enseñan a las siguientes generaciones cómo pensar fuera de lo clásico, de lo convencional, a salirse de la ‘caja». «Cuando hay crisis, los científicos o la ciencia son quienes sufren primero, es muy importante reconocer que la ciencia es una necesidad y debe ser parte de nuestra cultura, del tejido social», reivindica.
Por: ECOticias.com / Red / Agencias