- Francia es campeón del mundo
- Los pasillos del estadio asisten a escenas de júbilo
- Una gran historia continúa 20 años más tarde
Después de su triunfo en la final de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 2018™, los Bleus se quedaron durante mucho tiempo en el césped para disfrutar de unos minutos son sabor a eternidad.
La historia había terminado de la mejor manera posible. Esta generación de fenómenos logró resistir ante una Croacia excelente y salir airosa de una final que no dominaba del todo… ¡Marcando además cuatro goles!
Los jugadores iban gritando y cantando. Casi se diría que no sabían cómo exteriorizar tanta alegría al mismo tiempo. Y pese a todo, contaba Benjamin Pavard, “la fiesta todavía no ha empezado. Hemos ganado, pero esto no es más que el principio, ¡vamos a disfrutarlo durante cuatro años!”.
Los héroes comenzaban a recibir mensajes de sus seres queridos, y les llegaban imágenes de alborozo en directo desde Francia. Paul Pogba, imparable, intentaba explicarlo: «¿Qué? ¿Estoy loco? Sí que lo estoy, ¡he marcado en la final!”.
Los jugadores se felicitaban entre sí, se desvestían, volvían a vestirse, se paseaban en calzoncillos o en calcetines. La lluvia torrencial caída durante la ceremonia de clausura no hizo sino reforzar el encanto y el carácter inexplicable de esta alegría para la que nadie estaba preparado.
Nadie excepto el seleccionador, Didier Deschamps, siempre tan certero al describir las emociones. “Es magnífico, apoteósico: ¡Francia está en la cima del mundo! Es fabuloso, quiero dar la enhorabuena a mi equipo y a mi cuerpo técnico. Hemos pasado juntos 55 días”, rememoraba.
El técnico, que será recordado para siempre como el tercer hombre en ganar el Mundial como jugador y luego como entrenador, tras Mário Zagallo y Franz Beckenbauer, estaba sumamente emocionado. “Lo que más me conmueve es la felicidad de mis jugadores. Lo han conseguido, estoy orgulloso de ellos”.
El seleccionador se marchaba entonces para ofrecer una conferencia de prensa durante la que sus discípulos terminarían empapándolo de cerveza y champán. Habían encontrado la forma de liberarse de mes y medio de estrés, de trabajo, de convivencia y de tensión.
El equipo supo vivirlo y ha vencido. Al contrario que en 1998, estos Bleus ya saben cuál es el efecto que tiene la conquista de la Copa Mundial de la FIFA, porque la anterior cambió la vida a sus predecesores. Este 15 de julio de 2018, saben que han escrito su propia historia.