- El organismo urge a los países al cierre progresivo de los basurales a cielo abierto por sus nocivos efectos para salud humana y el medio ambiente.
- El estudio pronostica un aumento en la generación de desechos de la región de al menos 25% para 2050 y llama a considerar la gestión de residuos como prioridad política.
- América Latina y el Caribe solo aprovecha 10% de todos los residuos. El informe llama a promover la economía circular.
Buenos Aires, 9 de octubre de 2018 – Un tercio de todos los residuos urbanos generados en América Latina y el Caribe aún terminan en basurales a cielo abierto o en el medio ambiente, una práctica que está contaminando los suelos, el agua y el aire de la región, y afecta la salud de sus habitantes, advirtió hoy ONU Medio Ambiente en un nuevo informe regional lanzado en Buenos Aires.
Cada día 145.000 toneladas de residuos son dispuestos inadecuadamente, una cantidad que equivale a los desechos generados por 27% de la población de la región o 170 millones de personas.
El organismo urge a los países al cierre progresivo de los basurales, que generan un elevado riesgo para la salud de las personas que viven cerca y de quienes recolectan materiales, son un foco de gases de efecto invernadero, infligen serios daños a la actividad turística y agropecuaria, y atentan contra la biodiversidad.
Aunque los países de la región han experimentado una mejora cuantitativa y cualitativa en la cobertura de recolección de los residuos, que ya asciende a cerca de 90% de la población, todavía más de 35.000 toneladas diarias (t/día) se quedan sin recoger, especialmente en zonas empobrecidas y comunidades rurales, lo que afecta a más de 40 millones de personas.
La región enfrenta además un desafío para transitar hacia una economía circular: solo 10% de los residuos se aprovecha a través del reciclaje u otras técnicas de recuperación, indica el informe Perspectiva de la Gestión de Residuos en América Latina y el Caribe, presentado en el marco del XXI Foro de Ministros de Medio Ambiente de la región, que tiene lugar entre el 9 y el 12 de octubre en la capital argentina.
“Los países de América Latina y el Caribe deben dar máxima prioridad política a la gestión adecuada de residuos como paso clave para fortalecer la acción climática y proteger la salud de sus habitantes”, dijo el director regional de ONU Medio Ambiente para América Latina y el Caribe, Leo Heileman.
El reporte revela que la generación actual de residuos de la región aumentará al menos 25% para 2050. Se espera que se generen más de 671.000 t/día de residuos urbanos en 2050, frente a las 541.000 t/día que se producían en 2014. El aumento sostenido se atribuye a fenómenos globales como el incremento de la población, la expansión urbana y económica, y a los patrones de producción y consumo propios de una economía basada en el esquema de “usar y tirar”.
El documento pide esfuerzos para mejorar la gestión de residuos como un paso clave para cumplir en 2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados por los líderes mundiales en 2015.
“Una verdadera agenda de desarrollo sostenible debe incluir la gestión adecuada de residuos. Los beneficios ambientales, sociales y económicos asociados a este sector son cuantiosos y van desde la reducción de gases de efecto invernadero y el ahorro de materias primas, hasta el mejoramiento de la matriz energética de los países, la creación de empleo y el incremento de la inversión”, añadió Heileman.
Una fuente de contaminación que necesita especial y urgente atención es la de los residuos peligrosos y especiales, como los aparatos electrónicos, los desechos hospitalarios o los asociados a la construcción, advierte el informe. Una cantidad no determinada de estas materias recibe un manejo inadecuado. Frecuentemente, esta clase de residuos ni siquiera está bien inventariada y caracterizada, aunque algunos países han logrado avances legislativos.
Oportunidades para la transición
La publicación también detalla las áreas de oportunidad para la región, como la gestión especial de los residuos orgánicos o la aplicación de los principios de la economía circular.
Los residuos orgánicos representan en promedio el 50% de los desechos generados por los países de la región, pero son los que menos se gestionan. Su falta de tratamiento específico provoca una generación injustificada de gases de efecto invernadero -como el metano-, la producción de lixiviados y disminuye la calidad de otros materiales reciclables que también están en la basura.
El informe insta a promover la separación en origen de los residuos orgánicos e incentivar su aprovechamiento mediante prácticas sostenibles, como el compostaje.
En el área de recuperación, el informe revela que cerca de 90% de los residuos recolectados se destinan a sitios de disposición final, sean vertederos o basurales.
El organismo llama a la región a abandonar este esquema insostenible, urge a gestionar los residuos como recursos valiosos y a diseñar productos para que luego de su primer uso puedan ser reutilizados, constituirse en materias primas secundarias o convertirse en fuentes de energía alternativa que permitan desplazar a los combustibles fósiles.
El informe alerta que los países de la región se caracterizan por su débil funcionamiento institucional, debido en parte a la superposición de normas que otorgan competencias concurrentes a distintas áreas de un mismo gobierno. Es importante que se desarrollen en cada país leyes y políticas que establezcan los marcos comunes, fomenten la inversión pública y privada, la educación y la participación ciudadana, e incluyan indicadores de gestión.
El documento también destaca como prioritario formalizar y profesionalizar a los recuperadores o recicladores informales. Si bien en varios Estados han sido integrados como parte del servicio público de aseo urbano, la falta de reconocimiento formal a su trabajo es una constante en la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños.
La publicación describe finalmente experiencias exitosas en la región. Destaca, entre otros, un programa en México que promueve el reciclaje de teléfonos celulares, la recogida selectiva en el municipio de Alvarado, Costa Rica, la prohibición de bolsas plásticas en Antigua y Barbuda o el canje de residuos reciclables por alimentos que desarrolla el municipio brasileño de Curitiba desde hace más de dos décadas.