El uso, la explotación o la posesión de los recursos naturales, algunos tan necesarios y básicos como el agua, pueden desencadenar guerras.
“Los estudios de la ONU muestran que más del 40% de los conflictos armados internos de los últimos 60 años están vinculados con los recursos naturales”, aseguró el Secretario General, que participó este martes en una reunión del Consejo de Seguridad sobre “El mantenimiento de la paz y la seguridad internacional: las causas del conflicto, el papel de los recursos naturales”, convocada por Bolivia, que este mes preside el susodicho órgano.
El titular de la ONU añadió que “con el evidente aumento del impacto de cambio climático en todas las regiones, el riesgo de conflicto van a continuar creciendo”.
Además del cambio climático, otras tendencias tales como el crecimiento de la población, el aumento del consumo, la degradación medioambiental “están poniendo una presión insostenible sobre la disponibilidad de muchos recursos naturales”, señaló Guterres.
Esas presiones sobre los recursos también pueden exacerbar las divisiones étnicas o de carácter religioso dentro de los países o entre distintas naciones.
Con el evidente aumento del impacto de cambio climático en todas las regiones, el riesgo de conflicto van a continuar creciendo.
Petróleo, agua, tierra y minerales
Entre tales recursos naturales figuran principalmente el petróleo, el agua, el acceso a la tierra y ciertos minerales estratégicos.
La distribución injusta de los recursos naturales, su mala gestión y la corrupción que emana de ellos son otros vectores que conducen al conflicto, especialmente en los países que tienen instituciones débiles, indicó el titular de la ONU.
Además, los recursos naturales también sirven para financiar guerras. Desde 1995, el 75% de los conflictos en África han sido parcialmente financiados por los recursos obtenidos con aquellos.
Así, la extracción ilegal de minerales, madera, carbón y especies silvestres han servido para alimentar conflictos. Por ejemplo, en la República Democrática del Congo, tales actividades han generado 100.000 millones de dólares para los rebeldes y los grupos criminales.
Herramientas para la distensión
El Secretario General señaló que existen diferentes medios y herramientas que pueden ayudar a rebajar el riesgo de los conflictos y citó cinco formas de hacerlo: regular los recursos, compartirlos, acudir a la mediación, garantizar el derecho a la tierra y empoderar a la mujer.
“Se necesita hacer más para regular la procedencia, venta y comercio de minerales a través de acuerdos que impliquen a la sociedad civil, los gobiernos y las organizaciones regionales”, dijo Guterres, quien comentó que el llamado proceso de Kimberley ha permitido reducir el tráfico de diamantes obtenidos ilícitamente.
A través de la certificación de la extracción, la producción y el comercio justo, y teniendo en cuenta a las comunidades locales, la falta de legalidad puede ser superada y se pueden llevar beneficios tangibles a las poblaciones afectadas por las guerras.
Otra forma de reducir los peligros es compartiendo los recursos, como demuestran multitud de casos, entre ellos los de la cuenca del río Senegal, en África, del lago Titicaca, en Sudamérica, de las existentes entre España y Portugal, en Europa, entre otros.
Un papel importante en la distensión de posibles conflictos es el empoderamiento de la mujer en los procesos de mediación, como ha hecho la iniciativa de ONU Mujeres, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el Programa para el Desarrollo y la Oficina de Apoyo a la Consolidación de la Paz en la iniciativa de apoyo a las mujeres indígenas y afrodescendientes en Colombia.
También se pueden reducir los riesgos mediante la mediación de las instituciones regionales, internacionales y financieras, así como garantizando el derecho a la tierra en muchos países.