Ana Martínez.- EFEverde.- El conteo de los residuos generados por la pesca y otras actividades en los océanos sería inmisericorde, pero supone el signo de los tiempos, por lo que científicos de Galicia, Portugal y Reino Unido están inmersos en un proyecto europeo que pretende evaluar y combatir la basura marina.
Basura marina
En España existen más de 9.000 barcos de pesca y sobre 230.000 de recreo que generan residuos oleosos, otros derivados de las técnicas y métodos empleados para la captura de las diferentes especies, y después están los procedentes de la propia alimentación, de manera que se perseguirá disminuir el impacto de los mismos sobre el ecosistema a tratar.
El propio nombre da cuenta de la hazaña que se ha de conquistar, -“NetTag-Tagging fishing gears and enhancing on board best-practices to promote waste free fisheries”-, ya que hace alusión a los aparejos utilizados y a las medidas necesarias para promover la realización de este trabajo, el de la pesca, sin apenas desperdicios.
Es decir, con los mínimos necesarios pues, no en vano, uno de los propósitos de este equipo, tal y como se desprende de su informe de intenciones, es el diseño de innovadores métodos para detectar, recuperar y reducir el número de artes a usar en el desempeño de esta tarea profesional.
Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas
NetTag analizará para ello, tal y como sus expertos han explicado a la prensa, las costas gallegas, lusas y de Gran Bretaña e Irlanda del Norte con la misión de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (2030), con el Global Partnership on Marine Litter y la Estrategia de Honolulu, con la Directiva Marco de la Estrategia Marina Europea (MSFD) y con la propia iniciativa de economía circular de la Unión Europea.
La Universidad de Santiago de Compostela (USC) tiene una implicación directa, ya que lidera el trabajo socioeconómico, de la mano de los profesores Sebastián Villasante y Manel Antelo y de los investigadores Pablo Pita Orduna y Joao Garcia-Rodrigues.
Asimismo, participan las universidades de Aveiro (Portugal) y Newscastle, el Centro de Robótica y Sistemas Autónomos (CRAS) del país luso, el Royal Lankhorst Euronete Group y la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi).
El presupuesto del que disponen es de 493.063 euros y está financiado por la Agencia Ejecutiva para las Pequeñas y Medianas Empresas de la Comisión Europea.
La necesidad de frenar de lleno la entrada masiva de estos detritos en la superficie marina, un contratiempo que, como por ejemplo la turbadoracontaminación acústica motivada por el trasiego de barcos, afecta a la cadena alimentaria y redunda en la polución, es el pilar de investigaciones como la presente.
La extracción de combustibles fósiles, los transportes (incluidos los cruceros) y la pesca arrojan cantidades de sustancias tóxicas y, una vez en ese ambiente, el marino, los contaminantes se acumulan en la cadena trófica y suponen amenazas graves.
La institución académica compostelana ha dado además un paso más allá, en el marco de otro programa, el “Sicore”, que lidera y cuenta con el respaldo económico de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, y del Fondo Europeo Marítimo de Pesca (FEMP).
En este caso, se examina la pesca recreativa, que practican en Europa diez millones de aficionados con un gasto para su desarrollo de seis millones de euros al año; en territorio español, 300.000 y con un gasto de 217 millones.
La Asociación Paisaje Limpio, una organización de ámbito nacional y sin ánimo de lucro, estima que de la cantidad de despojos en general, apenas un 20% llega a las playas, mientras que el 15% se mantiene en la columna de agua y el resto queda depositado en los fondos marinos o bien son ingeridos por la fauna, una condena para los océanos, pero también, a la postre, para los seres humanos. EFEverde