Ayurveda es la palabra sánscrita para “ciencia de la vida”. Y es también una milenaria práctica medicinal hindú para la curación integral del cuerpo, la mente y el espíritu.
La base de la medicina ayurveda son las tres energías biológicas conocidas como doshas. Su representación física son las diferencias corporales (cuerpos delgados, medios y robustos), el vata, pitta y kapha, respectivamente. Los doshas son a la ayurveda lo que la genética a la medicina occidental; pero la medicina ayurveda no se enfoca en la curación inmediata, y tampoco mide su éxito sólo mediante la “ausencia de enfermedad”.
Más bien, la ayurveda busca el bienestar a largo plazo del paciente.
Por eso, los médicos ayurvédicos guían a sus pacientes para que su cuerpo mantenga su balance natural. A través de tratamientos con base en hierbas se elaboran jarabes, infusiones y ungüentos para masajear el cuerpo y restituir el equilibrio de los doshas.
Los médicos ayurvédicos fueron los primeros en practicar la nutriología, la psicología e incluso la cirugía plástica.
La sabiduría ayurvédica data de hace 3,000 años: textos como el Charaka Samhitase escribieron en el 800 a. C., muchos siglos antes que los primeros textos hipocráticos. La ayurveda concebida en estos textos no sólo guarda profundos conocimientos médicos sino toda una concepción del mundo, y sus principios rigen esta práctica hasta hoy.
Las guerras ayurvédicas
Lamentablemente, la medicina tradicional india ha encontrado mucha resistencia a lo largo de la historia. En el siglo XX fue prohibida por los ingleses, y no fue sino hasta la independencia liderada por Mahatma Gandhi –quien respetaba profundamente este método de curación– que se restituyó su legalidad.
La ayurveda siguió siendo siendo considerada como charlatanería por muchas instituciones occidentales. No obstante, el problema está en la escasa regulación del reciente mercado de la medicina ayurvédica que se vende en Internet. Muchos productos patentados no son realmente ayurvédicos, pues los remedios de este método deben ser hechos al momento para el paciente, según sus síntomas y el estado de sus doshas.
Lo que pesa sobre la ayurveda son una serie de mitos que requieren ser desmontados.
Muchos insisten en que la esencia de esta práctica se ha diluido entre los prejuicios científicos modernos, el new age –que ha propiciado la venta de medicamentos irregulares– y la falta de apoyo por parte del Estado indio a este sistema. Son estas cuestiones las que han dado mala fama a la medicina tradicional y a los remedios naturales.
Por eso, especialistas de la India han intentado salvar a la ayurveda y reivindicar los beneficios de la medicina tradicional como un derecho. En ese sentido, Bhushan Patwardhan, vicecanciller de la Universidad Symbiosis International, se expresó contra la prohibición de la ayurveda en Europa:
La elección personal por un sistema de medicina debería ser reconocida como un derecho humano fundamental, así como los indígenas han sido reconocidos en su derecho a ser tratados por sus sistemas indígenas de medicina.
La ayurveda, clave para aliviar la salud global
Pese a todas las disputas, esta medicina tradicional ha persistido. Actualmente, es el principal sistema de salud en la India: los médicos ayurvédicos atienden a más de la mitad de la población de este país.
Mientras tanto, especialistas como Alex Hankey del Massachusetts Institute of Technology (MIT) han dedicado su carrera a posicionar a la ayurveda como un sistema de salud mainstream en el mundo, desmontando los mitos que pesan sobre esta práctica, buscando su regulación y demostrando sus beneficios. Hankey ha estudiado cómo la ayurveda, así como el vedanta y el yoga, tienen beneficios en el tratamiento de enfermedades crónicas, como el dolor de espalda baja y la diabetes.
Afortunadamente, la integración de la medicina tradicional está siendo cada vez más aceptada por la comunidad global. La Organización Mundial de la Salud ha trazado ya una línea estratégica para que esto suceda paulatinamente. A la par deben seguir desmontándose mitos, pues es importante que entendamos colectivamente que la medicina tradicional es más que una “alternativa”. La ayurveda y muchos otros métodos milenarios pueden complementar y fortalecer la medicina occidental.
Una simbiosis de distintos métodos y conocimientos, que sean capaces de respetarse entre sí, podría ser la clave para restituir la salud global.
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