Cuando la baquelita fue inventada por el químico belga Leo Baekeland en 1907 fue aclamada como «el material de los mil usos», y en las siguientes décadas la producción de plásticos despegó.
Pero ahora que el costo ambiental de este material milagroso es cada vez más claro, la búsqueda de alternativas sostenibles se ha puesto en marcha. Y la naturaleza está ofreciendo las mejores opciones.
Parte de la innovación en este sector se ha centrado en los bioplásticos: polímeros que se obtienen de materias primas renovables como desechos agrícolas, grasas y aceites vegetales, almidón de maíz y otros ingredientes.
Un informe reciente estimó que el mercado mundial de bioplásticos va en ascenso y podría alcanzar un valor de US$ 35.5 millones para 2022. Mientras tanto, se sigue deliberando sobre el costo ambiental real de estos materiales. No todos los plásticos de base biológica son biodegradables, el compostaje industrial a menudo es necesario para descomponerlos y hay mucha confusión pública sobre cómo tratar con ellos después del uso. También pueden ser más costosos de producir que los plásticos a base de petróleo.
Existen otras preocupaciones: algunos expertos temen que el uso de la tierra se desvíe de la producción de alimentos hacia el cultivo de materias para bioplásticos, que también consumirán más fertilizantes y agua. Además, los bioplásticos pueden contaminar los procesos de reciclaje y algunos liberan metano cuando se degradan en vertederos.
Un informe de ONU Medio Ambiente sobre la adopción de materiales alternativos señaló que los polímeros basados en biomasa tienen un gran potencial cuando se utilizan en sistemas de ciclos cerrados. «Su promoción como una alternativa ‘más verde’ está injustificada en ausencia de la provisión efectiva de instalaciones de compostaje industrial o de digestión anaeróbica», aclara.
Pero la necesidad de alternativas supone una presión. Para enfrentar la contaminación marina necesitamos encontrar nuevas formas de diseñar y reutilizar los plásticos de los que no podemos prescindir, como lo destaca la campaña Mares Limpios de ONU Medio Ambiente.
Con la esperanza de inspirar a mentes creativas, la Fundación Ellen MacArthur lanzó el Desafío de Materiales Circulares -por US$ 1 millón- para descubrir los mejores diseños de materiales que puedan reemplazar los empaques que se utilizan para salsas, café recién hecho y bocadillos.
Entre los ganadores de este año se encuentra un equipo de la Universidad de Pittsburgh que utilizó la nanoingeniería para crear un material reciclable que puede reemplazar los complejos paquetes de múltiples capas que no se pueden reciclar. El equipo fabricó envases a partir de capas de polietileno, fáciles de reciclar, y reprodujo las cualidades de otros plásticos cambiando la estructura de nanoescala.
Estos exitosos científicos son muestra del tipo de pensamiento innovador que protagonizará la próxima Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en marzo de 2019. El lema de la reunión es: Piensa en el planeta. Vive simple.
ONU Medio Ambiente destacó algunas ideas revolucionarias en su informe de alternativas a los plásticos, que se centra en tres categorías: fibras naturales de plantas y animales; biopolímeros basados en biomasa, sintéticos y compostables; y materiales no plásticos, reutilizables y duraderos. El objetivo del estudio es proporcionar ejemplos concretos que inspiren a las empresas, los emprendedores y los investigadores.
A continuación, hay otras soluciones innovadoras:
- Los diseñadores Vlasta Kubušová y Miroslav Král han creado una alternativa al plástico totalmente natural hecha de almidón de maíz, azúcar y aceite de cocina. Se dice que el producto, llamado Nuatan, es lo suficientemente seguro para que los peces lo coman, es biodegradable -tarda hasta 15 años en descomponerse- y soporta temperaturas muy altas. Los diseñadores, que trabajaron con la Universidad Tecnológica de Eslovaquia, están buscando colaboradores que les ayuden a reducir los altos costos de producción.
- En Asia, la Academia China de Ciencias reporta el desarrollo de un compuesto de poliéster que reacciona con el agua y se descompone en pequeñas moléculas no contaminantes. El material fue desarrollado por investigadores que buscaban fabricar plásticos biodegradables que se pudiera descomponer naturalmente en dióxido de carbono y agua.
- Dell Technologies desarrolló el acolchado de bambú para reemplazar la espuma en sus cajas y también fabricó envases con paja de trigo recuperada de residuos agrícolas y hongos. Esto ha eliminado 9 millones de kilogramos de embalaje y ha reducido los costos de energía, agua, transporte y producción, al tiempo que ha disminuido las emisiones.
- Investigadores de la Universidad de Lund en Suecia han desarrollado un termoplástico hecho de cáscaras de papa y agua que puede biodegradarse en la naturaleza en dos meses. Potato Plastic fabrica cubiertos compostables, pajitas y bolsas de sal con una mezcla de agua caliente y almidón de patata que se vierte en un molde y se asienta en el refrigerador. El almidón se toma de las cáscaras de papas que descartan los establecimientos de comida rápida o de papas no aptas para la venta en supermercados. El diseño, realizado por un estudiante de Gotemburgo, fue preseleccionado para el Premio James Dyson.
- En Florida, Saltwater Brewery utiliza restos de trigo y cebada de la elaboración de cerveza para hacer anillos de “six-packs” que las especies marinas pueden comer de forma segura, según la empresa. Los anillos son biodegradables y compostables, así como comestibles.
- L’Oréal fue reconocida este año en los Premios a la Innovación en Empaques por la botella de Seed Phytonutrients, que se fabrica con papel 100% reciclado y es resistente al agua. En su interior, la botella tiene plástico 100% reciclado, y en total usa 60% menos plástico que un recipiente rígido del mismo tamaño. L’Oréal se asoció con Ecologic para crear este producto.
- El emprendimiento Skipping Rocks Lab del Reino Unido creó Ooho, un envase comestible para líquidos hecho con extracto de algas marinas. La empresa asegura que el empaque se degrada en el medio ambiente en un promedio de seis semanas y que el material es más barato que el plástico. La compañía ha ganado varios premios, incluido el UK Energy Globe Award 2016.
- NatureFlex es una gama de biopelículas desarrolladas por Futamura y basadas en pulpa de madera recolectada en plantaciones sostenibles. Las películas utilizan nuevas resinas termoselladas en cada lado y son adecuadas para el compostaje industrial y doméstico.
- La compañía francesa Lactips ha desarrollado un envase termoplástico patentado, hecho a partir de caseína, una proteína que se encuentra en la leche. El material, fabricado con leche que no es apta para el consumo humano, se utiliza para gránulos de jabón de ropa, aunque la empresa quiere expandirse a la industria alimentaria. El producto es soluble en agua y biodegradable.
En su informe de alternativas a los plásticos, ONU Medio Ambiente señaló que el objetivo general de la innovación debería ser reducir la dependencia de la sociedad al uso innecesario de plásticos, especialmente de aquellos fabricados en base a combustibles fósiles.
“Las soluciones potenciales deberán tener en cuenta las diferencias regionales y locales (…). Es importante prever y eliminar las consecuencias no deseadas; por ejemplo, poner en riesgo la seguridad o la asequibilidad de los alimentos mediante el uso de cultivos básicos, como la yuca, para usos no alimentarios», dice el informe.
Baekeland y otros inventores que pasaron mucho tiempo imaginando alternativas duraderas a los materiales naturales pueden sorprenderse de la tendencia actual: muchos de los innovadores de hoy día están volviendo a la naturaleza para encontrar solución a los desafíos ambientales de nuestro planeta, incluida la contaminación por plásticos.