Entre los muchos artefactos que se han diseñado para eliminar la odiosa y mortífera contaminación atmosférica de las ciudades, el más original y estimulante es la bicicleta que filtra esmog y purifica el aire, creada por el diseñador holandés Daan Roosegaarde.
Se trata de una fase más del Smog Free Project, con residencia en Pekín y Rotterdam, el cual se ha dedicado a crear obras de ingeniería y tecnología para combatir la contaminación. Este proyecto no sólo busca limpiar la atmósfera, sino incluso el espacio exterior, que es lo que pretende otra fase muy estimulante llamada Space Waste Lab.
Pero dejando de lado las alturas cósmicas y la contaminación en el universo, y volviendo a nuestras ciudades y sus atmósferas tóxicas, lo cierto es que la bicicleta antiesmog parece ser el arma perfecta para combatir la contaminación. Porque es tan sencilla como útil, y cumple varios propósitos en uno.
¿Cómo funciona?
La bicicleta antiesmog funciona con la llamada “ionización positiva”, un proceso que remueve partículas del aire y las filtra para purificarlo.
Con este invento no sólo se incentiva el uso de la bicicleta –el transporte más sustentable y liberador que existe–, sino que además se hace de los ciudadanos sujetos activos en el combate contra la contaminación, ya no sólo a partir de las acciones cotidianas que todos podemos adoptar, sino a través de un dispositivo tan sencillo como una bicicleta a la cual se le adapta tecnología purificante.
Así, cada pedaleada suma una bocanada de aire limpio.
Roosegaarde y su equipo buscan innovar con estas bicicletas antiesmog en ciudades de China, donde paradójicamente, la cultura de la bicicleta está tan arraigada como alarmante es la contaminación atmosférica –que ocasiona más de 1 millón de muertes al año–. Aún no han logrado que el gobierno chino implemente su tecnología, pero según contó el diseñador a The Guardian, es muy probable que la adopten como parte de los programas de renta de bicicletas que se han implementado en todo el país.
O por lo menos, eso sería lo más sensato. De hacerlo, serán una inspiración de lo que el civismo tecnológico es capaz de hacer, en aras no sólo de la civilidad, sino también de la sustentabilidad.
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