El Secretario General de las Naciones Unidas se reunió este viernes en Buenos Aires con los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países en una reunión al margen de la Cumbre del G20.
Durante un encuentro con los medios de comunicación en la capital argentina, António Guterres resaltó que el liderazgo ejercido por las dos naciones a la hora de tomar medidas relacionadas con el clima ha sido “crucial”.
“El hecho de que Francia y China estén hoy juntas es, en mi opinión, una señal muy importante; un mensaje muy significativo a la comunidad internacional para garantizar que el cambio climático no vaya más rápido que nosotros y poder ganar la batalla por el futuro de la humanidad y por un planeta saludable”, dijo.
La COP24 ha de ser un éxito
El titular de la ONU se mostró muy complacido de que ambos países se hayan reunido para reafirmar “su compromiso, dedicación y liderazgo” con el medio ambiente justo antes de que empiece el lunes la cumbre climática en la ciudad polaca de Katowice, conocida como COP24.
“Tenemos que crear en Katowice el impulso necesario para que la comunidad internacional demuestre una mayor ambición, sobre todo cuando en 2020 se han de renovar los compromisos contraídos en París, a fin de asegurarnos de que somos capaces de lograr que el aumento de la temperatura en el mundo hasta finales de siglo sea claramente inferior a 2 grados y se acerque lo más posible a 1,5 grados”, destacó.
Guterres destacó la necesidad de alcanzar un acuerdo en las directrices para la aplicación del Acuerdo de París y de realizar “un gran esfuerzo” que asegure de que los compromisos contraídos con respecto a la financiación van “en la dirección correcta”.
Pérdida de confianza
Posteriormente, en una sesión del G20 sobre la economía mundial, el futuro del trabajo y el empoderamiento de la mujer, el titular de la ONU advirtió de la creciente y preocupante desconfianza entre los pueblos y las instituciones democráticas, como los parlamentos y los gobiernos. Esa desconfianza alcanza también a las instituciones internacionales, poniendo en peligro el multilateralismo.
Ese recelo procede principalmente de los “perdedores de la globalización”, por lo que llamó a los líderes mundiales a garantizar que sus ciudadanos se beneficien de los avances tecnológicos y científicos, el comercio mundial y la integración económica.