A pesar de los aumentos constantes a los precios de los combustibles, estos siguen siendo artificialmente bajos, lo que mantiene los costos del transporte y el comercio relativamente contenidos y competitivos a nivel internacional. Desafortunadamente, esta situación es profundamente insostenible, especialmente si vamos a reducir seriamente nuestras emisiones de carbono, mitigar el cambio climático y reducir la contaminación del aire.
Cada año, a nivel global, los gobiernos gastan entre US$ 160.000 y US$ 400.000 millones en subsidios a la producción y el uso de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas. Los pagos a los consumidores o empresas, deducciones fiscales u otros incentivos son algunas de las formas en que los gobiernos subsidian los combustibles fósiles, alejándose cada vez más del cumplimiento de los objetivos del Acuerdo Climático de París.
«Comprender el tamaño de los subsidios a los combustibles fósiles existentes es un primer paso importante para comenzar una transformación», dice la experta en subsidios a combustibles fósiles de ONU Medio Ambiente, Joy Kim. «No se puede administrar lo que no puede medir», añade.
En contraste a los datos anteriores, el apoyo financiero total a la energía renovable asciende a US$ 121.000 millones.
ONU Medio Ambiente es responsable de monitorear el progreso de la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles y ha estado trabajando con numerosos aliados de países, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales para encontrar una forma sólida de medir dichos subsidios.
En septiembre de 2018, el Grupo Interinstitucional y de Expertos sobre Indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (integrado por Estados Miembros, y observadores de organismos regionales e internacionales) llegó a un consenso sobre el primer enfoque internacionalmente acordado para medir los subsidios a los combustibles fósiles que ha desarrollado ONU Medio Ambiente junto con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Iniciativa de Subsidios Globales.
El impulso para reformar los subsidios a los combustibles fósiles ha aumentado en los últimos años, a medida que los países descubren no solo las necesidades, sino también los beneficios de la eliminación de los subsidios. Por ejemplo, en junio de 2018, Argentina y Canadá se comprometieron a realizar revisiones paritarias de sus subsidios a los combustibles fósiles en el marco del proceso del G20. China, Alemania, Indonesia, Italia, México y Estados Unidos hicieorn esto antes.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 sobre consumo y producción sostenibles incluye una meta para racionalizar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles que fomentan el consumo derrochador. La importancia de monitorear los subsidios a los combustibles fósiles se reconoce en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible con un indicador para evaluar el progreso de los países.
En el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ONU Medio Ambiente es responsable de recopilar datos sobre este indicador en los 193 países miembros de la ONU. La recopilación de datos comenzará en 2020 y continuará hasta 2030, incorporándose a la base de datos global de Objetivos de Desarrollo Sostenible mantenida por la División de Estadísticas de la ONU.
“If sufficient guidance and support are provided to countries to facilitate their reporting, this process could improve transparency on fossil fuel subsidies, and provide an impetus for reform by informing decision-making, increasing awareness and building support among stakeholders,” says Kim.
El daño causado por los subsidios
La quema de combustibles fósiles contribuye significativamente a la contaminación del aire, que mata a siete millones de personas al año y está vinculada a reducciones “enormes” en la inteligencia.
Al reducir artificialmente los precios, los subsidios generan un derroche en el consumo de energía que aumenta la contaminación del aire local y la congestión, al tiempo que desvía la inversión en energías renovables y eficiencia energética. Las subvenciones nos están encerrando en un mundo alto en carbono.
El carbón, el petróleo y el gas no solo generan contaminantes dañinos para la salud cuando se queman: el proceso de extracción también produce cantidades significativas de dióxido de carbono y metano.
La magnitud de los subsidios también es una gran pérdida para los presupuestos nacionales, ya que desvía recursos de otras áreas como la salud y la educación.
El Fondo Monetario Internacional estimó en 2015 que eliminar los subsidios a los combustibles fósiles y luego imponerles impuestos correctamente (en función del costo para la sociedad a causa de la contaminación del aire, las emisiones de carbono y los accidentes) podría provocar una disminución de las emisiones de carbono relacionadas con los combustibles fósiles de más de 20% a nivel mundial. La eliminación de los subsidios también reduciría las muertes prematuras relacionadas con la contaminación del aire en más de 50% y elevaría los ingresos de los gobiernos en US$ 2,9 billones (3,6% del producto interno bruto mundial).
Aunque se defiende como una medida para combatir la pobreza, los subsidios a los combustibles fósiles a menudo no llegan a los hogares más pobres y, en cambio, tienden a beneficiar más a los segmentos más ricos de la sociedad.
El 27 de noviembre, ONU Medio Ambiente lanzó su Informe sobre Brecha de Emisiones 2018, que subraya la necesidad urgente de que todos los países aumenten la ambición de sus compromisos climáticos para mantener al planeta en una temperatura segura.
Para más información, por favor contacte a Joy Aeree Kim.