Hoy tomaste una decisión importante para la salud del planeta. Decidiste qué ropa ponerte.
¿Cuándo fue la última vez que miraste en tu armario y no pudiste encontrar nada adecuado? Las celebridades de la televisión utilizan prendas impresionantes pero diferentes en cada episodio. Los famosos cuentan con diseños de vanguardia y siempre muestran nuevos atuendos. ¿Y tú? ¿Estás al día? No te preocupes. La noticia es que no tienes que estarlo.
Bien lo dijo la vicealcaldesa de París, Antoinette Guhl, como se indica en el informe Una nueva economía de textiles: “¡Lo circular es el nuevo negro! Necesitamos una industria de la moda basada en tres principios: limpio, justo y bueno».
Nuestra vestimenta es una expresión de individualidad. La usamos para hacernos únicos, así como para proporcionar comodidad y protección. Pero el costo ambiental de nuestra ropa va en aumento.
La huella ambiental de la industria de la moda es inmensa y va mucho más allá del uso de materias primas. La fabricación mundial de ropa y calzado produce aproximadamente 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Por ejemplo, para hacer un pantalón tipo jean se necesitan 3.781 litros de agua, teniendo en cuenta la producción de algodón, la fabricación, el transporte y el lavado. En el proceso se emiten 33,4 kilogramos de carbono equivalente, lo mismo que al conducir 111 kilómetros o ver 246 horas de televisión en una pantalla grande.
Incluso solo lavar nuestra ropa libera microfibras de plástico y otras sustancias que contaminan los océanos y el agua potable. Alrededor de 20% de la contaminación industrial de agua proviene del teñido y el tratamiento de textiles.
Pero este sector de la economía ejerce un poder considerable. Tiene un valor de US $ 1.3 billones y emplea a unas 300 millones de personas a lo largo de toda su cadena de valor.
Llorenç Milà i Canals, director de la Iniciativa de Ciclo de Vida de ONU Medio Ambiente, dice que la moda representa una enorme oportunidad para crear un futuro más limpio. Para abordar los puntos cruciales relacionados al ambiente se deben tomar medidas que involucren a todas las partes de la cadena de valor.
«Todos los actores deben desempeñar un papel en la redefinición del sector de la moda. Debemos alejarnos de la ropa desechable y transformar a la industria para que genere y mantenga valor para la sociedad, sin contaminar el medio ambiente», explica Milà i Canals.
Como consumidores, esto significa comprar menos. Algunos estudios estiman que una prenda promedio se usa diez veces antes de ser desechada. Se proyecta que la demanda de ropa aumentará 2% al año, mientras que la cantidad de veces que usamos cada prenda ha disminuido en un tercio respecto a la década del año 2000.
Estos residuos son un desperdicio de recursos naturales y cuestan dinero. Del total de fibras utilizadas para ropa, 87% se incinera o se envía a vertederos. Eso equivale a que un camión de basura lleno de textiles se incinere o se descargue en vertederos cada segundo.
Hay pasos que todos podemos tomar hoy, como verificar que las piezas que compramos sean duraderas, reducir la cantidad de ropa que compramos, reutilizar y comprar artículos de segunda mano y reciclar, lavar menos y de manera más inteligente, por ejemplo, usando jabón líquido concentrado en lugar de detergente en polvo, que es abrasivo y arroja más fibras en el agua.
Pero mientras nuestra actitud hacia nuestra ropa necesita un replanteamiento, también lo hace la forma en que se produce nuestra ropa. En conjunto, a gran escala, reducir nuestra huella ambiental requiere reducir el consumo de recursos y diseñar la contaminación de la ropa por completo.
La industria de la moda está empezando a tomar nota.
Una encuesta entre los tomadores de decisiones de todos los segmentos de la industria confirma que la sostenibilidad está en las agendas corporativas y que ha elevado su influencia en las estrategias con respecto al año pasado.
Las nuevas tecnologías pueden desempeñar un papel en la reducción del uso de los recursos. El algodón y el poliéster reciclado siguen ejerciendo presión sobre el medio ambiente, por lo que encontrar y desarrollar nuevos materiales sostenibles es clave para reducir el consumo de recursos naturales.
Mientras tanto, los países en desarrollo, con una industria textil incipiente, tienen la oportunidad de construir modelos circulares de producción desde el principio. Pueden elevar sus estándares para que el resto del mundo siga su ejemplo.
En última instancia, la clave para que el sector sea sostenible radica en repensar radicalmente la forma en que consumimos y usamos la ropa, y en la interrupción de los modelos comerciales actuales. Eso significa comprar menos y presionar a la industria de la moda para que diseñe productos más responsables.
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